El rápido crecimiento de la popularidad de la líder ambientalista Marina Silva —convertida la semana pasada en candidata a la presidencia de Brasil por el Partido Socialista Brasileño (PSB) está causando un sismo de consecuencias impredecibles en la disputa por los comicios del 5 de octubre. Dos nuevos sondeos le dan a la ecologista, de 56 años, como ganadora en una segunda vuelta contra la presidenta Dilma Rousseff.
Un sondeo del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope, privado) del martes dio a Silva como ganadora por 9 puntos (45 por ciento contra 36 por ciento), mientras la encuesta MDA divulgada ayer confirmó ese panorama pero con una distancia menor: la ecologista ganaría por 43,7 por ciento contra 37,8 por ciento para Rousseff. En la primera vuelta, ambas consultas de opinión señalan como ganadora por cinco puntos o más a la presidenta Rousseff, una ex guerrillera de 66 años del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda, en el poder hace 12 años), delante de Silva y del socialdemócrata Aécio Neves, Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Este panorama apunta a una posibilidad real de que Silva ponga fin a la polarización que desde hace dos décadas domina las elecciones en Brasil, protagonizada por el PT de Rousseff y del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva y el PSDB, del ex mandatario Fernando Henrique Cardoso. De mantenerse la tendencia actual, el senador Neves, quien suma hoy un 19 por ciento de las preferencias, terminaría tercero en la votación del 5 de octubre, lo que excluiría al PSDB de la disputa decisiva, por primera vez desde 1994.
Mítica verde. Silva asumió la candidatura a la presidencia por el socialismo la semana pasada, tras la muerte en un accidente aéreo de Eduardo Campos, su compañero de fórmula y que contaba apenas con 8 por ciento de la intención de voto. La ecologista ya había sido candidata a la presidencia en 2010 con el Partido Verde, cuando sorprendió al conquistar casi 20 por ciento de los votos en la primera vuelta. Aunque desde entonces quería volver a candidatearse, no logró las firmas necesarias para registrar su partido Red Sustentabilidad en la justicia electoral, por lo cual decidió en 2013 acompañar a Campos, del PSB, como su candidata a vice.
Silva basa su campaña precisamente en la propuesta de una nueva política, destinada a "combatir la vieja polarización. Así lo expresó la noche del martes en su primer debate de la campaña celebrado entre los siete presidenciables. La ecologista se mostró firme y determinada, criticando con fuerza a Rousseff y Neves. Rousseff lidera ajeno a los mayores problemas del país como la salud, la educación y la seguridad, y con "errores evidentes como la elevada inflación y el bajo crecimiento", afirmó Silva en el debate en la televisión Bandeirantes, que duró tres horas.
Pero también se mostró como la candidata conciliadora, destacando logros del PSDB y sobre todo del PT que integró en el pasado. "Soy coherente con mi deseo de cambiar y tener una nueva política brasileña que combata la vieja polarización que desde hace 20 años es un verdadero atraso para nuestro país", precisó la ecologista, a la conquista de votos de indecisos y críticos de la política tradicional, en referencia a los gobiernos del PT y del PSDB.
"Pobre y negra". "Marina tiene una buena chance de ganar porque consigue algo propio de los brasileños: la idea de cordialidad. Además es mujer, negra, y con una historia interesante tras la muerte de Campos", dijo el analista André Perfeito, de la consultora Gradual Investimentos. Silva ha prometido ser la primera presidente "pobre y negra" de Brasil, lo cual le ha valido que algunos analistas la llamen "Lula con faldas" al compararla con el ex presidente (2003-2010), un ex obrero metalúrgico que también fue alfabetizado en la adolescencia. Criada en una comunidad de recolectores de caucho en la Amazonia, aprendió a leer y escribir a los 16 años, pero terminó siendo electa senadora y luego fue ministra de Medio Ambiente de Lula. "Marina fue buena en el debate. Sorprendió. Mostró una seguridad que no tenía antes, maduró. Pero aún hay incongruencias en sus propuestas que Dilma y Aécio van a aprovechar para derrumbarla", dijo el analista André César, de la consultora Prospectiva.
"Tenemos que hacer más". Rousseff evitó confrontar directamente a Silva y disparó datos concretos sobre los logros de su gobierno tras las masivas manifestaciones de 2013, como el programa "Más Médicos" que amplió la cobertura médica a 50 millones de personas, o una nueva ley que destinará un 75 por ciento de las regalías del petróleo a la educación y un 25 por ciento a la salud. "Hicimos mucho pero tenemos que hacer más", dijo Rousseff antes del debate.
Neves, apoyado por el sector empresarial e industrial, se concentró por su lado en atacar el débil desempeño económico del país en los últimos cuatro años, en momentos en que el mercado pronostica un crecimiento de apenas 0,7 por ciento en 2014. "Precisamos un gobierno que controle la inflación y permita a Brasil volver a crecer", afirmó.