Phoenix. — Su grito de batalla recuerda el del fallecido César Chávez, el activista hispano
que inspiró a legiones con tres sencillas palabras: “Sí, se puede” Esa misma frase
—pero en inglés, “Yes, we can”— se ha convertido en el lema de Barack
Obama. Pero algunos se preguntan si él efectivamente podrá. Después de lograr magros resultados
entre los hispanos en su enfrentamiento en las urnas con Hillary Clinton en el
“supermartes” del 5 de febrero, ¿podrá Obama atraer a este sector clave de votantes? Y
de no ser así, ¿qué diría eso de las divisiones por el color de la piel que va más allá de la
dicotomía blanco-negro para fusionarse en un Estados Unidos cada vez más castaño?
Trenzado en una puja electoral reñida por la candidatura presidencial
demócrata, la capacidad de atraer a los votantes hispanos será decisiva en la primaria del 4 de
marzo en Texas, donde casi el 25% de los votantes elegibles son hispanos.
Aunque el resultado del “supermartes” no fue concluyente
para determinar el candidato, los resultados entre los hispanos fueron elocuentes: según las
encuestas, Clinton recibió el 63% de los votos hispanos, lo que la catapultó a la victoria en
lugares como Arizona y California, donde obtuvo nada menos que el 69% del electorado hispano.
Aun en el Estado de Obama, Illinois, donde venció holgadamente a
Clinton, las encuestas revelaron que apenas se repartió el voto hispano. ¿Se debe esto a la falta
de familiaridad, a una escasez de apoyo de figuras hispanas, o quizás algo menos tangible y más
ominoso como la resistencia de los hispanos a apoyar a un candidato negro?
La insinuación indigna a Federico Peña, que se desempeñó en el gabinete
de Bill Clinton y ahora es copresidente de la campaña de Obama. “Eso diría que los hispanos
son racistas. No lo somos”, afirmó. “Lo que realmente ocurre aquí es que los hispanos
sencillamente no conocen a este candidato”.
Un buen recuerdo. Clinton es conocida y apreciada entre los hispanos que recuerdan
la presidencia de su marido y la inclusión de latinos como Peña. Un sondeo halló que el 74% de los
hispanos familiarizados con Barak tenía buena opinión. Pero el porcentaje que dijo no saber de él,
o que no podía calificarlo, es mayor entre los hispanos que entre negros o blancos.
Algunos se preguntan si dichas encuestas reflejan acertadamente la
realidad en las calles, donde las tensiones entre negros e hispanos se han intensificado a medida
que los inmigrantes hispanos entran en los barrios pobres compitiendo con los residentes negros por
empleos, vivienda y servicios. Los hispanos han sobrepasado a los negros como la minoría más
numerosa de la nación, con un 15% de la población total.