El conflicto estudiantil chileno, que ya lleva cinco meses, parece haber entrado en un callejón sin salida. Los estudiantes, que exigen educación gratuita y de calidad, decidieron romper el diálogo con el gobierno conservador de Sebastián Piñera, que no acepta sus demandas. Por otro lado, los jóvenes también critican la gestión educativa de las administraciones anteriores, pertenecientes a la Concertación (centroizquierda). En una charla telefónica con La Capital, Mariana Aylwin -ex ministra de Educación entre 2000 y 2003, bajo el mandato de Ricardo Lagos- aseguró que la Concertación aumentó la cobertura de la educación en Chile, sin bien admitió que no se pudieron llevar a cabo todas las reformas propuestas. La otrora funcionaria, hija del ex presidente democristiano Patricio Aylwin, también analizó la actualidad del conflicto y sus posibles consecuencias.
-En las últimas semanas se radicalizaron las posiciones de los estudiantes y el gobierno, ¿hay perspectivas de solución con este panorama?
-Por ahora se ve un futuro bastante incierto. El gobierno se ha manejado bastante mal pero también los jóvenes están asumiendo posiciones muy intransigentes. Y como los estudiantes tienen mucho apoyo popular no les veo una predisposición a bajar sus demandas o a aceptar propuestas alternativas. Ahora el gobierno va a enviar los proyectos de reforma educativa al Congreso, y vamos a ver qué pasa allí.
-El gobierno de Piñera parece estar apostando al desgaste del movimiento estudiantil, ¿esto ya está ocurriendo?
-No, hasta el momento la gente no se ha cansado, porque hay un tema social muy fuerte de fondo. Como las universidades son caras, los jóvenes acceden a un crédito y quedan endeudados, y también se endeuda su familia. Hay familias que tienen 2 ó 3 hijos que van a la universidad y no tienen cómo pagar. Las demandas de los estudiantes son muy apoyadas por las familias. Son gente de clase media, personas que tienen aspiraciones, que quieren que sus hijos tengan una mejor vida que ellos, que están haciendo un esfuerzo enorme para que sus chicos estudien. Lo interesante aquí es que no ha disminuido el apoyo social a las manifestaciones, y por eso los jóvenes pueden plantarse con tanta fuerza.
-Los jóvenes sostienen que los gobiernos de la Concertación (en el poder desde 1990 hasta 2010) no hicieron nada por una reforma integral de la educación. ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Yo no comparto en absoluto esa tesis. La crisis que estamos viviendo ahora es de crecimiento, y no tanto de sistema propiamente dicho. Se ha crecido demasiado e inorgánicamente. Nosotros no sólo aumentamos la cobertura de la educación sino que los jóvenes ahora tienen muchas más opciones. De hecho tienen acceso a un crédito, que hay que reformularlo, sí, y bien radicalmente. Pero hace 10 años había 500 mil jóvenes en la educación superior, y hoy hay más de un millón. Esto se duplicó en muy poco tiempo. Si bien es un mercado que requiere de mayores regulaciones de las que tiene hoy, la expansión del sistema tiene que ver con las importantes inversiones que hicieron los gobiernos de la Concertación.
-¿Entonces no hay ningún mea culpa?
-El problema es que nosotros hemos tenido un sistema político muy empatado (con la derecha), y hay reformas que no pudimos hacer como queríamos. Cuando quisimos crear un único crédito para los estudiantes con aval del Estado aparecieron intereses corporativos que lo impidieron. Nosotros queríamos un crédito con fondos públicos y con tasas de interés mucho más bajas y administradas por el Estado, pero eso no ha sido posible porque se han opuesto las universidades que tienen más privilegios. Aquí hay un mercado que está muy desregulado. La expansión que nosotros le dimos, hoy día requiere de adecuaciones importantes. El país tiene que mirar cuál es su estrategia a futuro y tiene que buscar alternativas que remitan a mejorar la equidad en el acceso y garantizar la calidad de la oferta educativa.
-De las reformas que exigen los estudiantes, ¿cuáles son factibles de realizar y cómo?
-El tema central, que es la gratuidad en las 25 universidades "tradicionales", es muy complicado. El país tendría que decidir si quiere hacer esa inversión en ese nivel de enseñanza en detrimento de otros, como el preescolar. Eso es difícil de resolver. Pero hoy en día hay una gran demanda para que el país haga una reforma tributaria para poder pagar la gratuidad en la educación superior. Tengo la impresión de que esto posiblemente termine con una reforma tributaria y con un fondo que va a permitir educación gratuita para un porcentaje importante de los sectores más bajos, combinado con un sistema mixto de créditos y becas para la clase media y un sistema pago para los más ricos.
-Pero el gobierno de Piñera descarta una reforma tributaria...
-En realidad el gobierno ha sido ambiguo con respecto a la reforma tributaria. Por un lado, han afirmado que de ninguna manera la van a hacer, y por otro dicen que quieren ver si es necesario hacerla o no. No la han rechazado categóricamente. Hay que tener en cuenta que el gobierno de Piñera ha cedido muchísimo para lo que ellos piensan. Están aceptando una Superintendencia en educación y también mayores regulaciones. Eso era impensado años atrás.
-Los estudiantes chilenos afirman que el sistema educativo argentino es un "modelo". ¿Usted coincide?
-Los países que tienen gratuidad en el nivel superior también tienen muchos problemas en sus universidades, como las altas tasas de deserción. Yo creo que puede haber modelos distintos, pero lo que tiene que garantizarse es un acceso equitativo y que la oferta sea de calidad, y no una oferta marketinera, llena de mentiras.