París. — Los consumidores, los propietarios de estaciones de servicio y los
gobiernos de distintos países del mundo encaran un nuevo orden energético, en el que los crecientes
precios de los combustibles desempeñan, como nunca, un papel dominante en la vida diaria de una
población cada vez más móvil, según un informe de la agencia de noticias Associated Press (AP)
.
A medida que aumenta el valor del barril de petróleo (el viernes cerró en Nueva
York a 127,35 dólares la variedad West Texas Intermediate) el precio en las estaciones de servicio
varía marcadamente: desde Venezuela, donde la "gasolina" es más barata que el agua po table, a
Turquía, donde llenar el tanque puede costar más que el precio de un pasaje aéreo en un vuelo
nacional.
Impuestos y subvenciones son la razón principal de estas abismales diferencias,
junto con factores menores como una capacidad de refinación limitada y las dificultades geográficas
que encarecen los precios.
Europa se queja."No sé lo que es, pero es penoso", comentó Marie Penucci, una
violinista que cargaba nafta en su Volkswagen en una estación de servicio de Esso en las afueras de
París. Mientras pagaba el litro de nafta 1,60 euros el litro (equivalentes a 8 pesos argentinos: el
euro esta semana llegó a los 5 pesos), miraba con envidia a un ciclista que había alquilado una
bicicleta municipal, algo que ella no puede hacer porque debe viajar largas distancias.
Pero en Europa las consecuencias del alza del barril de petróleo hubieran sido
mucho peores de no ser por la fortaleza del euro (esto le da gran capacidad de compra internacional
a Europa, dado que el petróleo se cotiza en el debilitado dólar). Además, por ser tradicionalmente
caro el combustible en Europa, muchos ciudadanos de la UE nunca se molestaron en aprender a
manejar, recurriendo al generalmente eficiente transporte público, relativamente barato.
Mientras tanto, las subvenciones en las economías emergentes, como China y la
India —por cierto, también es el caso de Argentina— protegen a los consumidores pero
perjudican las arcas estatales, que tienen que financiar el continuo encarecimiento del petróleo. Y
cada vez con mayor frecuencia, son incapaces de hacerlo. Argentina mantiene deprimidos los precios
del combustible, aunque en los últimos meses los automovilistas han visto cómo subian
sistemáticamente los valores de naftas y gasoil en las estaciones de servicio. En el mes de mayo
que terminó ayer, los valores promedio alcanzaron 2,60 pesos el litro de nafta premium y 1,85 la
común.
El caso de Indonesia. Los indonesios han protagonizado protestas generalizadas
ante la reducción de las subvenciones a la nafta, en un país donde casi la mitad de sus 235
millones de habitantes vive con menos de dos dólares diarios. Existen ahora en el inmenso país 887
millones de vehículos, frente a 553 hace 15 años. Indonesia podría llegar a los 1.000 millones de
vehículos en 2012, según la consultora Global Insight.
Volviendo a Europa, los impuestos se llevan la parte del león en la conformación
del precio, por lo que el alza del petróleo es sólo una parte relativamente menor del actual
encarecimiento. "El dolor causado por el alza de los precios es mucho menor en Europa, porque ya
pagábamos mucho más que los demás en impuestos", explicó el analista Julius Walker, de la Agencia
Internacional de Energía, con sede en París.