Madrid. — Mariano Rajoy afronta hoy una "prueba de resistencia", como se llaman los tests a que se someten los bancos: el País Vasco y Galicia celebran elecciones autonómicas anticipadas, en un momento en el que el presidente del gobierno español está hundido en las encuestas, desgastado por los ajustes y los recortes que está aplicando en España.
El Partido Popular (PP) de Rajoy goza actualmente de la mayor cota de poder que ha tenido en su historia. Gobierna en 11 de las 17 comunidades autónomas, entre ellas Galicia, además de disponer de una cómoda mayoría absoluta en el Parlamento español. Logró esos resultados aplastantes hace menos de un año, el 20 de noviembre de 2011. Pero hoy el PP es sinónimo de ajustes.
España atraviesa su segunda recesión en tres años, con unos niveles desorbitados de desempleo. Cumplir con los objetivos de déficit público pactados con la Unión Europea parece cada día más improbable pese a las medidas de austeridad. Por esos recortes, el 14 de noviembre Rajoy se enfrentará a la segunda huelga general, después de la de marzo último. Es la primera vez que se dan dos paros en un mismo año en la historia de la democracia española. Y la primera vez también que hay dos huelgas generales contra el mismo gobierno.
En espera.Tras el rescate de los bancos españoles con fondos europeos (son 100.000 millones de euros hasta 2013) Rajoy analiza —o pospone— la petición de una nueva ayuda a sus socios del euro, que garantizaría oxígeno a España en los mercados. Estas elecciones regionales son, de hecho, una de las razones por las que el gobierno aún no ha pedido el rescate: éste conllevará más condiciones, seguramente algunas relacionadas con las pensiones, uno de los pocos capítulos en el que Rajoy aún no ha metido tijera.
Los escenarios de partida son distintos en las dos regiones, pero el PP puede sufrir en ambos un retroceso.
Galicia, la tierra del presidente del gobierno, ha sido siempre un feudo del PP. El partido conservador ha gobernado allí 25 años desde 1989, un período sólo interrumpido con el gobierno de coalición que socialistas y nacionalistas formaron entre 2005 y 2009. Ese año Alberto Núñez Feijóo recuperó el poder para el PP con una mayoría absoluta de tan sólo un escaño. Ahora, su reto es evitar que los recortes y subidas de impuestos de Rajoy calen en las urnas gallegas. La estrategia ha sido la de alejarse cuanto le ha sido posible de la sombra de Rajoy. Por ejemplo, quitando las siglas del partido de sus carteles electorales. Existe el miedo a que una victoria sin mayoría absoluta permita a los socialistas arrebatar el gobierno al PP con un pacto con los nacionalistas gallegos.
Antecedente andaluz.El PP ya sufrió un golpe parecido en marzo pasado en Andalucía, con unos socialistas desgastados por más de 30 años de gobierno. El PP ganó, pero no logró mayoría absoluta y los socialistas formaron gobierno con Izquierda Unida (IU).
El País Vasco es otra historia. Allí se celebran las primeras elecciones autonómicas sin ETA, que hace un año anunció el cese definitivo de la violencia. Su ex brazo político, la llamada "izquierda abertzale" (nacionalista) compite bajo el nombre de Bildu (esta coalición ya mostró su gran poder electoral en elecciones municipales). El enfrentamiento en las urnas es básicamente entre nacionalistas e independentistas, por un lado, y "constitucionalistas", por otro. El PP tiene menos que perder, porque no gobierna ni aspira a hacerlo. En 2009 apoyó a los socialistas para que pudieran romper 30 años de hegemonía del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Pero esta vez, según las encuestas, socialistas y populares, no podrían reeditar ese pacto. Lo más probable parece una coalición entre el PNV y Bildu, que según las encuestas irrumpirá con gran fuerza .
Cataluña como telón de fondo. El País Vasco acabará como Escocia "o como Cataluña, con la independencia", dijo Arnaldo Otegi, ex portavoz de la ilegal Batasuna, el proscripto brazo político de ETA, en un mensaje con "acento catalán" que lanzó desde la cárcel.
Y es que Cataluña, en la que también en algo más de un mes habrá elecciones regionales anticipadas, agitó las aguas en el País Vasco en la campaña electoral para los comicios autonómicos de hoy. El mapa de las tensiones separatistas se ha reestructurado en España con el desafío que el jefe del gobierno de Cataluña, Artur Mas, ha planteado al Ejecutivo de Mariano Rajoy: un referéndum de autodeterminación en los próximos cuatro años, cuente o no con permiso del Estado español.
Hasta ahora y durante décadas, la principal amenaza secesionista en España llegó del País Vasco. El "lehendakari" Juan José Ibarretxe (1999-2009), del Partido Nacionalista Vasco (PNV), buscó hace unos años convertir al País Vasco en una comunidad libre asociada a España con poderes de Estado independiente y representación propia en la UE. Pero el Parlamento español lo frenó.
Ahora, el gran desafío institucional se ha trasladado del norte al noreste del país, hasta Cataluña, impulsado por una crisis económica que ha extendido la idea entre muchos catalanes de que a la región, la más fuerte económicamente — aunque también la más endeudada—, le iría mucho mejor sin España. Y gente como Otegi, independentista de izquierda, alude al camino emprendido por Mas, nacionalista de derecha y cuyo partido, Convergència i Unió (CiU), no había planteado nunca hasta ahora la independencia en su programa electoral.
Sondeos.Según una encuesta del diario El Mundo, el independentismo es mayor en Cataluña que en el País Vasco. El 44,8 por ciento de los catalanes quiere la secesión, frente al 31,3 por ciento de los vascos. Pero los llamados "nacionalismos periféricos" de España, que se sitúan frente al "nacionalismo español", se alimentan y se apoyan entre sí. Mas quiere el referéndum en los próximos cuatro años. Y en ese tiempo, según se prevé en los comicios de hoy, habrá una gran mayoría nacionalista en el Parlamento Vasco. La conformarán PNV y Bildu, la coalición de la "izquierda abertzale", que volverá con fuerza a la Cámara en la que estuvo proscripta los últimos años, recogiendo los réditos del final del terrorismo. Con Bildu abanderando la independencia, el PNV se volvió pragmático buscando el voto útil. "Mi prioridad es buscar soluciones ante la grave crisis económica de este país", dice Iñigo Urkullu, el candidato al gobierno vasco favorito en las encuestas. Eso sí, el líder del PNV quiere abrir a partir de 2015 un debate sobre un nuevo status político del País Vasco. De nada han servido los embates del Partido Popular (PP) y de los socialistas vascos para que aclare si eso significa que irá por la independencia. Urkullu se ha mantenido cauto con el discurso identitario. Los socialistas y el PP temen una alianza entre PNV y Bildu que confluya en un proyecto independentista común en la nueva legislatura.