Los 100 primeros días de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México han mezclado un abandono de las formas tradicionales de gobernar con una sorprendente variedad de iniciativas políticas, y una serie de pasos en falso que no han mermado siquiera su elevado índice de aprobación, según la agencia AP.
López Obrador ha respondido a más preguntas de la prensa, ha tomado más vuelos comerciales, posado para más selfies y visitado zonas de peligro real con muy poca o ninguna seguridad en este tiempo, que sus predecesores sumando varias décadas, enumeran dos enviados de AP. Además, sorprendió al mantener una relación cordial con Donald Trump, ayudando a contener las caravanas de migrantes centroamericanos hacia la frontera mientras se resiste a los esfuerzos de Washington para destituir al régimen chavista de Venezuela.
El perenne candidato asumió la presidencia el 1º de diciembre y, al final de su primer mes en el cargo, su índice de aceptación superaba el 80 por ciento. "AMLO", como se le conoce popularmente, aprovechó este mandato al máximo para avanzar con rapidez en muchos frentes, quizás demasiados. "Cada semana por lo menos anuncia una o dos cosas", explicó Ivonne Acuña Murillo, profesora de la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México. "A veces la velocidad de los temas que está poniendo en la agenda es tal que en la mañana ponen un tema y en la tarde este tema está desplazado por otro", señaló.
Antes incluso de tomar posesión, López Obrador celebró un referéndum sobre un nuevo aeropuerto internacional en la capital, por 13.000 millones de dólares, cuyas obras ya habían comenzado. Tomó el resultado de la consulta como una luz verde para cancelar el proyecto contra el que había hecho campaña.
Ya en el cargo, López Obrador lanzó una operación militar contra las bandas que roban combustible en el país, dividiendo la seguridad de las refinerías y oleoductos más críticos entre el ejército y la marina. La ofensiva improvisada provocó escasez de combustible en la nación pero, de algún modo, no afectó a su popularidad. Este mes ignoró a los defensores des derechos humanos y logró que el Congreso y las Legislaturas estatales aprobasen reformas constitucionales para la creación de una Guardia Nacional fuertemente militarizada para tratar de controlar la violencia endémica.
Para AMLO, un día normal comienza a las 6 de la mañana con una reunión de gobierno centrada en la seguridad, donde recibe el reporte diario de criminalidad. A las 7 se sube a un estrado en el Palacio Nacional para una conferencia de prensa abierta que suele prolongarse por hora y media. Luego puede celebrar una reunión sobre la iniciativa del día y, alrededor del mediodía, vuela — en clase turista, repartiendo abrazos y tomándose selfies — a alguna ciudad, donde se reunirá con líderes locales, comerá en algún modesto restaurante, celebrará un mitin al aire libre y dará más abrazos. Más tarde tomará otro vuelo comercial a Ciudad de México.
Este contacto directo en ciudades provinciales, es esencialmente lo que ha estado haciendo durante los últimos 20 años en sus tres intentos por llegar a la presidencia.
"Es un poco mesiánico en el sentido de evangélico. Está siempre por ahí predicando", dijo Federico Estévez, profesor de Ciencia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. "Es Bernie Sanders con poder. No estoy seguro de si este es un buen modelo de gobernabilidad, pero como modelo político es excepcionalmente bueno", agregó el analista.