Finalmente llegó el día para Cataluña. ¿Habrá independencia unilateral? La pregunta que tiene en vilo desde hace semanas a España y Europa encontrará respuesta hoy a la tarde, cuando el jefe de gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, comparezca ante el Parlamento regional para anunciar los próximos pasos de su plan secesionista.
Tres grandes escenarios son posibles cuando Puigdemont hable ante el "Parlament"a las 18 (13 de Argentina): que declare la independencia unilateral, que lo haga con alguna fórmula "simbólica" o que se limite a pedir diálogo al gobierno central, que insistió en que tomará las "todas medidas necesarias"previstas en la Constitución para impedir la ruptura de la unidad nacional de España.
El consejero de Exteriores catalán, Raúl Romeva, dijo a la televisión belga no ver "alternativa"a la declaración de independencia. Marta Pascal, coordinadora del partido PDeCAT de Puigdemont, señaló en cambio a la BBCque el mandatario hará una "declaración simbólica" y trazará una "hoja de ruta"hacia la secesión sin hacerla efectiva. El eurodiputado del PDeCAT Ramón Tremosa abundó en esa idea previendo que Puigdemont proclamará la independencia unilateral y luego la suspenderá durante un tiempo, siguiendo el modelo de Eslovenia, mientras que el diputado JordiXuclà contó con que el jefe del "Govern" se limitará a pedir diálogo. Como se ve, el propio equipo de la coalición de gobierno catalán aparece dividida.
La CUP, el partido antisistema que apoya al gobierno de Puigdemont—y que en febrero de 2016 permitió su elección como jefe de gobierno— exigió en cambio la vía dura:"No hay declaración retórica posible ante los dos millones de votos defendidos con el cuerpo el 1º de octubre. Sería legitimar la violencia policial, rendirnos", escribió en Twitter la diputada de esta pequeña formación Mireia Boya.
Representantes de los principales partidos españoles pidieron ayer a Puigdemont que frene su hoja de ruta, entre ellos el jefe de la principal fuerza de oposición, el socialista Pedro Sánchez (ver aparte), y la alcaldesa de Barcelona, la izquierdista Ada Colau, quien dijo que el resultado de la votación del 1º de octubre "no puede ser un aval para la independencia". Colau apoyó la votación, pero luego se desmarcó de la declaración unilateral de independencia.
En medio de esa incertidumbre, algunos expertos esperan un escenario complejo:"Sospecho que no habrá declaración de independencia y que la CUPretirará su apoyo al gobierno, lo que provocará su caída y nuevas elecciones", pronosticó a la agencia DPA Sebastian Balfour, profesor emérito de la London School of Economics.
La ley con la que el gobierno catalán convocó el referéndum del 1º de octubre prevé la declaración de independencia en un plazo de 48 horas después de la difusión de resultados oficiales de la consulta en caso de una victoria del "sí" a la ruptura con España. Esto ocurrió el pasado viernes, cuando la Generalitat de Puigdemont dio cifras oficiales. Dijo que el "sí" independentista ganó por un 90 por ciento en la consulta no autorizada por la Justicia. Se trata de 2,2 millones de votos. Pero el padrón de Cataluña es de 5,3 millones, lo que indica que votó una minoría.
Sin embargo, las enormes dudas sobre la legitimidad del referéndum, la ola de grandes y pequeñas empresas que están dejando Cataluña ante la perspectiva de la independencia (ver página 29), la falta de apoyo internacional al "proceso" y la masiva manifestación en apoyo a la Constitución y la unidad de España del domingo en Barcelona pusieron a Puigdemont en una encrucijada.
"Vamos a impedir la independencia de Cataluña", aseguró ayer el presidente del gobierno Mariano Rajoy, en un encuentro con la cúpula de su Partido Popular (PP). "Tomaremos las medidas para impedirlo que sean necesarias. La separación de Cataluña no se va a producir y el gobierno hará todo lo que haga falta".
La respuesta pasa por aplicar el artículo 155 de la Constitución española —que ordena "adoptar las medidas necesarias" para obligar a una Comunidad Autónoma "al cumplimiento forzoso" de sus obligaciones— o bien alternativas como declarar por decreto una "Situación de Interés para la Seguridad Nacional" o limitarse a aplicar el Código Penal para perseguir la desobediencia del gobierno catalán. "Todos los dispositivos y operativos (policiales) están dispuestos y previstos, pero no hay ninguna situación en estos momentos que haga pensar en la necesidad de intervenir de manera excepcional porque estamos todavía dentro del marco que permite al presidente de la Generalitat parar ese proceso y volver a la legalidad", dijo el delegado del gobierno español en Cataluña, Enric Millo.
Lo único seguro es que la comparecencia de Puigdemont ante el Parlamento catalán será seguida con enorme atención en toda España y acompañada por la movilización en las calles de Barcelona: laorganización independentistaAsamblea Nacional Catalana (ANC)convocó a una concentración cerca del "Parlament".
Delito de rebelión
Según explicaba el diario catalán La Vanguardia, si Puigdemont sigue la norma votada por el Parlamento y aprueba el referéndum _a pesar de su ilegalidad, decretada por el Tribunal Constitucional, que también consideró nula la norma_, "habrá consumado el delito de rebelión", como sostienen diversas fuentes jurídicas implicadas en el seguimiento del desafío independentista. La proclamación de la independencia en el "Parlament" sería la consumación del delito con el acto formal. Sin embargo, esas fuentes explican que en realidad ya se puede perseguir a Puigdemont por un delito de sedición. "El delito ya se ha consumado", destacan, citando el artículo 472 del Código Penal en su punto quinto, que se refiere precisamente a declarar la independencia de una parte del territorio español.
La declaración unilateral de independencia abriría un escenario de conflicto sin precedentes en España y un importante foco de inestabilidad en Europa. Por eso los Francia y Alemania volvieron a enviar a Rajoy señales de apoyo a la unidad de España. Europa ve con malos ojos el "procés" catalán.