A pocas horas de cumplirse el plazo para alcanzar un acuerdo marco sobre el programa nuclear iraní, las seis potencias mundiales y Teherán aceptaron ayer en Suiza extender hasta hoy las negociaciones en un nuevo intento por mantener vivo el proceso diplomático que busca poner fin a una década de conflicto con la república islámica.
La encargada de anunciar la nueva prórroga fue la vocera del Departamento de Estado norteamericano, Marie Harf, quien sostuvo en la ciudad de Lausana que los negociadores "hicieron suficientes progresos en los últimos días como para que nos quedemos hasta mañana".
"Aún hay varios temas complicados que quedan pendientes", aclaró la funcionaria, citada por la cadena de noticias CNN.
Poco después, el director político del ministerio de Exteriores iraní, Hamid Baidi Nejat, también se dirigió a la prensa y destacó que "todavía hay otros temas que deben ser resueltos esta noche".
Con esta última frase, el funcionario iraní buscó confirmar que las potencias y Teherán ya se pusieron de acuerdo sobre cómo y cuándo se levantarán las sanciones internacionales contra la república islámica.
Esperanza. Por primera vez en una década, las principales potencias del mundo presionan para llegar a un acuerdo sobre el programa nuclear de Irán y poner fin así a años de conflicto y de sanciones, que actualmente asfixian a la débil economía de Teherán.
Las potencias occidentales sostienen que cualquier acuerdo debe limitar los aspectos más delicados de su programa nuclear, como la producción de uranio enriquecido y plutonio, al tiempo que la agencia nuclear de Naciones Unidas pueda verificar y controlar de cerca todas sus actividades, incluyendo la investigación y el desarrollo.
De esta manera, sostienen, pueden garantizar que Teherán no utilizará su programa de energía civil como una fachada para desarrollar armas nucleares.
La contraparte que demanda Irán es que las potencias levanten de manera definitiva las sanciones internacionales que pesan sobre el país.
Oficialmente no se conoce ningún detalle del texto que se está negociando hace meses.
Sin embargo, analistas y medios internacionales estiman que uno de los puntos más complicados es que Irán solicitó seguir investigando con nuevas generaciones de centrifugadores avanzados, que puedan enriquecer más rápidamente el uranio y en mayores cantidades que los que ahora tiene en su plantas.
Uno de los datos preocupantes que había dejado anteayer fue la partida del canciller ruso, Sergei Lavrov, por razones desconocidas. Pero ayer regresó a tiempo de sumarse a la ronda de negociaciones.
"Las perspectivas de la nueva ronda de negociaciones no son malas, yo incluso diría que son buenas. Hay grandes posibilidades. Seguramente no son del cien por ciento, pero nunca hay seguridad del cien por ciento de que las posibilidades puedan aprovecharse plenamente", contó Lavrov, antes de aterrizar en Suiza.
Tras anunciar la nueva prórroga, el canciller chino, Wang Yi, también abandonó la mesa de negociación después de tres días de encabezar la delegación de su país. No dio explicaciones ni declaraciones.
El domingo pasado y otra vez ayer los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Francia y Alemania, John Kerry, Laurent Fabius y Frank-Walter Steinmeier, respectivamente, cancelaron sus agendas para quedarse en Lausana y presionar personalmente para alcanzar un acuerdo marco que permita mantener vivo el cronograma aprobado a fines del año pasado.
Según este cronograma inicial, Irán y las seis potencias que se adjudican la representación de la comunidad internacional —el llamado Grupo 5 1 compuesto por Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia y China— deben llegar a un acuerdo hoy y luego a un texto definitivo para mediados de año.
A las 20 (17 hora argentina), tras ganar tranquilidad con las horas extras obtenidas por la prórroga, los cancilleres y los jefes negociadores de las siete partes volvieron a sentarse ayer en la mesa de negociación a puertas cerradas.