La incertidumbre en torno al futuro político del primer ministro Benjamin Netanyahu creció ayer luego de que el escrutinio casi definitivo de las terceras elecciones en Israel en menos de un año indicara que el líder nacionalista no alcanzará la mayoría necesaria para formar gobierno.
Netanyahu, que en dos semanas irá a juicio por corrupción, cantó victoria el lunes a la noche apenas los sondeos de boca de urna predijeron, con acierto, que su partido Likud era el más votado en los comicios, pero los resultados oficiales casi totales apuntan a que el estancamiento político en Israel está lejos de haber acabado.
Escrutado el 99% de los votos, el Likud y sus partidos aliados religiosos y nacionalistas acumulaban 59 de las 120 bancas del Parlamento, con lo que quedaban a dos de la deseada mayoría.
Los boca de urna también pronosticaron que el bloque nacionalista de derecha y religioso, que se caracteriza por su rechazo o renuencia a las concesiones a los palestinos en el marco del conflicto, sumará 59 escaños.
Los resultados finales se esperan para mañana, luego de que las autoridades cuenten varios miles de votos emitidos por soldados israelíes y otro 4.000 de electores que están confinados en sus hogares luego de una posible exposición al coronavirus.
La presidenta de la Comisión Electoral Central, Orly Ades, dijo que no fue posible hallar a voluntarios que quisieran contar los votos de personas aisladas por posible coronavirus.
En declaraciones al Canal 13 de TV, agregó que ella y otros miembros de la coalición han decidido hacer ellos mismos el recuento de esos votos mañana en una tienda especial afuera del Parlamento, con vestimenta especial de protección.
Incluso si Netanyahu no lograra la mayoría, podría sacar ventaja de las divisiones de los partidos rivales de su bloque, en medio de los esfuerzos de las agrupaciones de poner fin al estancamiento que ha paralizado el sistema político israelí durante más de un año.
Según los resultados oficiales, el Likud obtenía 36 asientos, bien por delante de los 32 del partido Azul y Blanco, del ex jefe de las Fuerzas Armadas Benny Gantz.
Aunque los oponentes del bloque de Natanyahu alcanzaban, sumando todos sus votos, la mayoría de 61 bancas, tienen grandes diferencias que dificultan un acuerdo.
Entre ellos se incluyen un partido de la minoría palestina de Israel y una facción laica y ultranacionalista que ha descartado cualquier alianza con políticos palestinos, lo que hace casi imposible que se unan.
Pero aún no estaba claro si Netanyahu, el dirigente que más tiempo ha sido primer ministro de Israel, podrá explotar esto y volver a formar gobierno. Persuadir a diputados que cambien de bando no es fácil. Los partidos contemplan fuertes sanciones.