El nuevo gobierno interino de Bolivia liderado por la presidenta Jeanine Añez decidió ayer un brusco giro de 180º de la política exterior que durante casi 14 años llevó adelante el ex presidente Evo Morales. La nueva canciller Karen Longaric anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con el gobierno de Nicolás Maduro, el alejamiento de la Unasur y Alba y la salida del país de cientos de funcionarios cubanos de la "brigada médica" enviada por La Habana.
La canciller Longaric dijo en rueda de prensa que Bolivia deja la Unasur porque en los hechos "el bloque ya no opera, ya no existe y no sirve''. Este fue una construcción multinacional de los gobiernos de izquierda que tuvo su auge en los años 2000 y primeros de esta década. Agregó que "el gobierno de Bolivia se ha desvinculado del tratado del Alba'', la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América que impulsó el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Longaric anticipó, además, que la embajadora venezolana en Bolivia, Cris González, será declarada persona no grata. "Se dará un plazo para que salgan del país'', dijo al sindicar al personal diplomático de Venezuela "por haberse involucrado en asuntos internos'' de Bolivia. La funcionaria, además, cesó a todos los embajadores de Bolivia, porque eran "operadores políticos'' del ex presidente Morales, excepto al embajador en Perú y al representante ante la Santa Sede.
En los tres meses de gobierno que tiene previstos la presidenta interina Jeanine Añez no se nombrarán embajadores, dijo su canciller. ñez había anticipado que su gobierno transitorio reconoce al líder opositor venezolano Juan Guaidó como mandatario legítimo de Venezuela y le pidió que enviara un embajador a Bolivia. De la misma forma, Longaric dijo que el nuevo gobierno boliviano envió una queja a México por los "pronunciamientos hostiles'' que desde su exilio en ese país hace el ex presidente Morales.
Más temprano Añez advirtió que si el ex mandatario regresa al país deberá enfrentar un juicio por fraude electoral, mientras el gobierno y el partido de Morales buscan un acercamiento para restaurar la paz y celebrar elecciones en medio de fuertes movilizaciones. Morales "puede volver, pero tiene que responder ante la justicia por fraude electoral. Nadie lo echó, se fue solo'', dijo la mandataria en una reunión con corresponsales.
Morales renunció el domingo pasado, en un marco de masivas protestas que empeoraron ese día luego de conocerse una auditoría electoral de la OEA que daba cuenta de "gravísimas irregularidades" en las elecciones presidenciales del 20 de octubre, y que consagraron ganador en primer turno a Morales. Ante el repudio de todos los sectores sociales, Morales retrocedió y convocó a nuevas elecciones, pero ya era tarde y los partidos opositores no aceptaron la propuesta. A este cuadro crítico se sumó la presión policial y militar. Morales finalmente renunció ese domingo y salió de La Paz hacia el Chapare, la región cocalera de donde es originario. De allí partió al exilio en México.
Añez reconoció, sin embargo, que hay aproximaciones con legisladores del Movimiento Al socialismo (MAS), que controla casi dos tercios de la Asamblea Legislativa, para encaminar la agenda legislativa, pacificar el país y convocar nuevas elecciones. "Hacemos esfuerzos con el MAS para llevar adelante el proceso. Ellos tienen dos tercios, nosotros somos minoría. Las negociaciones iniciales son fallidas'', admitió, pero acotó que está en marcha una "mesa de negociaciones'' con mediadores.
Por su parte, el embajador de la Unión Europea, León de la Torre, dijo que "los acuerdos deben avanzar paso a paso''. Tanto la UE como la OEA son actores importantes en la inestable situación actual de Bolivia. De la mediación entre el gobierno interino y la oposición "evista" participan la Conferencia Episcopal de Bolivia, la Unión Europea y Jean Arnault, el enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas, que era esperado ayer en La Paz.