Ayer, Donald Trump dejó Washington rumbo a Londres, donde espera chocar con los líderes europeos sobre la Otán y su futuro. Sin dudas, Trump tendrá duros intercambios con el presidente francés Emmanuel Macron, quien hace poco afirmó que la Otán "tiene muerte cerebral", algo que cayó como una bomba entre sus aliados, incluida la canciller de Alemania, Angela Merkel. La Alianza Atlántica ha sufrido recortes sucesivos de sus ejércitos y presupuestos desde el ya lejano fin de la Guerra Fría, en 1991, con la disolución de la Unión Soviética. Antiguos enemigos, como Alemania Oriental, Polonia y la ex Checoslovaquia, ahora son miembros de la Otán y de la Unión Europea. Pero el resurgir militar de Rusia bajo Vladimir Putin agarró a Europa y la Otán con la guardia baja y con pocos recursos militares y económicos. La invasión y anexión parcial de Ucrania en 2014 lo puso en evidencia. Ahora Putin amenaza a los tres países bálticos, en el flanco norte de la Otán. Los tres pequeños países, ex miembros forzados de la exinta URSS, son miembros de la Otán.
A este cuadro complejo se sumó la constante queja de Trump hacia sus aliados, a los que llama a cubrir más gastos de la Alianza. Sin dudas, la expresión de Macron sobre la "muerte cerebral" será el foco de las reuniones. Según narra The New York Times, Merkel estaba inusualmente furiosa luego de esas expresiones. En la cena para celebrar el 30º aniversario de la caída del Muro de Berlín, a fines de noviembre, se reunió con el presidente francés, que acababa de conceder una entrevista en la que hablaba de la "muerte cerebral" de la Otán y se preguntaba si seguía vigente su compromiso con la defensa colectiva. Macron también fue el único dirigente que vetó el inicio de largas conversaciones sobre la adhesión de Macedonia del Norte a la Unión Europea, a pesar de que Skopje había hecho todo lo que Bruselas le había pedido, incluido el cambio de nombre del país.
"Entiendo su deseo de una política disruptiva", le habría dicho Merkel, "pero estoy cansada de recoger los pedazos. Una y otra vez, tengo que pegar las tazas que has roto para que podamos sentarnos y tomar una taza de té juntos", habría reprochado Merkel a su joven aliado galo. Macron se defendió diciendo que no podía simplemente ir a la reunión de la Otán que se inicia hoy en Londres y pretender que Estados Unidos y Turquía se habían comportado acorde con en el interés colectivo en Siria. Se refería a la abrupta retirada de EEUU que ordenó en Siria y que permitió la invasión de Turquía. Esta nación es miembro de la Otán desde hace décadas, pese a que ha salido claramente de su órbita geopolítica hace años.
La conversación pone de relieve las graves tensiones en la relación franco-alemana y las tensiones en torno a la reunión de hoy de la Otán en Londres, que se redujo cuidadosamente de una cumbre a una reunión de líderes para celebrar el 70º aniversario de la alianza. "No he visto las relaciones franco-alemanas en un momento tan bajo en mucho tiempo", le comentó Claudia Major, analista de seguridad del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, al NYT. "Rara vez he visto tanta amargura y malentendidos".
Macron está cada vez más impaciente por el lento pragmatismo de Merkel y el federalismo y el gobierno de coalición de Alemania, cree Major. Su deseo, "en su estilo impaciente y casi nervioso", de liderar y terminar "con el sistema alemán, que es muy lento con Merkel en su último mandato y una coalición que sólo intenta sobrevivir", dijo la analista.
Macron está ansioso por presentar propuestas estratégicas a largo plazo, pero está cada vez más impaciente con una Alemania más estancada y una coalición dividida en ese país, donde los socialdemócratas bloquean sus propuestas militares y de seguridad europeas y los democristianos bloquean sus propuestas de mayor integración económica, mayor gasto y reforma de la Eurozona. Macron malinterpretó a Merkel, pensando que en su último mandato querría crear un legado histórico, como hizo Helmut Kohl al aceptar el euro. Luego está la Otán, en la que Alemania confía para la disuasión junto con los países de Europa Central y Oriental, cuyos líderes han criticado duramente las reflexiones de Macron sobre la alianza. Merkel se negó a aceptar el comentario sobre la "muerte cerebral", calificando esas palabras de demasiado "drásticas".