La novela de escándalos Silvio Berlusconi no se detiene y parece no tener fronteras tampoco, es que ahora llega otro dolor de cabeza para el gigoló premier italiano nada más y nada menos que desde la Argentina. La bailarina Gabriela Figueroa, quien popularizó al baile del caño en Argentina, reveló en diálogo con Ambito.com que hace tres meses hombres de Berlusconi le ofrecieron viajar a Italia para formar parte de las "tranquilas fiestas" de il cavalieri.
"Hace años que trabajo en un exclusivo lugar del barrio de Recoleta. Hace tres meses, al bajar del caño luego de una de mis performances, se me acercaron tres hombres para proponerme llevarme a Italia para participar de un encuentro con Silvio Berlusconi", contó la bailarina.
La aparición de imágenes, videos y chicas jóvenes que afirman haber tenido un affaire con Silvio, dejan en evidencia las grandes fiestas que organiza y protagoniza il cavalieri.
Esta vez, como siempre lo hace, ¿saldrá a aclarar que sólo fue una propuesta inocente?, como lo hizo aquella vez que se publicaron fotos de chicas en toples en su villa.
Todo comenzó un mes atrás cuando Berlusconi se vio envuelto en un escándalo. Una menor de 18 años, Noemi Letizia, confirmó su "amistad" con el premier y lo invitó a su fiesta de cumpleaños. No sólo fue el escándalo del año en Italia, sino que también fue la gota que rebalsó el vaso y provocó el divorcio del mandatario.
"Yo pregunté a la gente del lugar donde trabajo y me dijeron que eran de una comitiva italiana amigos de Berlusconi. Ellos llegaron al lugar donde trabajo y ahí me vieron. Quizás me conocían porque hice dos años seguidos el show del caño en Showmatch y eso salió en todos los diarios del mundo".
"Después de verme en el show me contactaron vía Facebook aunque el usuario no permite identificar a una persona. Desde ahí me elogiaban el trabajo y me daban referencias de que sí habían estado en el boliche viendo mi show", remarcó Figueroa.
"Me decían que a Silvio le gustan las mujeres de mi estilo y que le atraen mucho las latinas", recalcó la bailarina.
La morocha aseguró que los hombres de Silvio la trataban de convencer de que sólo se trataba de una especie de fiesta, con gente tranquila y en un marco de extrema reserva y que se quedara tranquila porque nunca trascendería.
La bailarina dijo que tras la negativa de ella, los hombres le ofrecieron hospedarse en el mejor hotel de Roma y 5.000 euros para gastos personales.
El pasado 23 de junio el premier italiano, tras la polémica de sus fiestas "inocentes" , declaró que nunca pagó por sexo. "Jamás entendí qué satisfacción puede existir sin el placer de la conquista", afirmó Berlusconi.
A pesar de sus declaraciones políticamente correctas, semanas atrás la italiana, Patrizia D´Addario denunció haber cobrado 2.000 euros por asistir a las fiestas de Berlusconi.
El testimonio se sumaba al de María Teresa De Nicolò, quien asegura que el ritual era "vestidito negro y poco maquillaje y si lo pedía el patrón, había que estar totalmente dispuesta a mostrar admiración por los éxitos de Silvio. Además, había que agradecerle los regalitos de "tienda de segunda categoría". No es para menos, Italia también sufre la crisis mundial y hay que cuidar la economía. Regalos sí, caros no.
La bailarina argentina que popularizó el "baile del caño", se lanzó a la fama luego de haber realizado las aperturas de ese baile en "Bailando por un Sueño", el programa conducido por Marcelo Tinelli.
"Donde yo trabajo es común recibir a gente extranjera y que te inviten una copa o que te manden alguna atención al camarín. "Yo siempre tuve propuestas de grandes empresarios pero nunca de esta índole".
Actualmente es parte de la obra teatral encabezada y producida por Carmen Barbieri, "Vedetisima" y realiza su rutina de caño en el boliche "Madajos".
"Al principio pensé que era chiste pero después me di cuenta que no, que venía en serio y empezaron a ofrecerme plata. Me dijeron que podía viajar acompañada", dijo Figueroa.
"Si hubiese querido hoy estaba en Europa, pero no es como yo me manejo. No me arrepiento de haber tomado esa decisión, aunque muchos me digan que fui una tonta en no haber aprovechado", cerró el diálogo.
Por Gonzalo Santamaría
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