La derecha chilena, en el poder desde 2010, enfrenta hoy su peor escenario electoral en medio siglo, después de que su abanderado, Pablo Longueira, renunciara por depresión grave a la carrera presidencial, donde la opositora y socialista Michelle Bachelet es favorita. La crisis, desatada a cuatro meses exactos de las presidenciales y legislativos de noviembre, obliga al oficialismo a lograr un consenso lo antes posible, como subrayaron sus líderes. La contienda electoral, que se lleva a cabo en medio de un apoyo de sólo 30 por ciento al gobierno de Sebastián Piñera, está marcada a fuego por el antagonismo entre quienes desean mantener el modelo neoliberal de desarrollo impuesto por la dictadura y los que buscan cambiarlo. Bachelet, quien gobernó entre 2006 y 2010 con las actuales reglas económicas y constitucionales, enarbola ahora propuestas para cambiar la Carta Magna, instaurar la educación gratuita y aplicar una reforma tributaria que mejore la distribución de la riqueza.
De 54 años y una extensa carrera política, Longueira, considerado el "regalón" (el favorito) del fallecido general Augusto Pinochet, ganó las primarias oficialistas a Andrés Allamand, apelando a una recuperación de la mística que su sector tenía en dictadura y rechazando todo cambio de fondo del statu quo. El ex ministro, para muchos el líder más carismático de su sector, asumió así el desafío electoral con el propósito principal de evitar una derrota parlamentaria histórica para la derecha que abriera camino a los cambios propugnados por la oposición, en especial de izquierda.
Ahora, su partido, la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), y el más moderado Renovación Nacional (RN) de Piñera, deben definir a contrarreloj la forma en que encararán los comicios. El escenario no puede ser más adverso: sin un claro sucesor y con sus relaciones internas deterioradas tras las primarias, enfrentan a la poderosa candidatura de Bachelet, favorita según todos los sondeos para adjudicarse la elección y cuyas posibilidad de vencer incluso en primera vuelta aumentaron tras la renuncia de Longueira. La popularidad de Bachelet, que en las primarias de junio obtuvo más votos que todos los demás candidatos juntos, instaló la posibilidad de que la oposición obtenga una mayoría aplastante en el Congreso. Hoy, sin candidato y sin consenso ante las reformas al sistema político y económico, la crisis oficialista no sólo es inesperada, sino que también puede ser estratégica. Piñera expresó que la mejor opción para la derecha sería "ir con un candidato de unidad".
Magros pronósticos. Analistas de gobierno y oposición especularon incluso con la opción de que la derecha apoye a un candidato de fuera de sus filas, como ocurrió en 1964, en la mayor derrota electoral del sector. Ese año, ante los magros pronósticos, las fuerzas conservadores llamaron a votar por el demócrata cristiano Eduardo Frei y frenaron el ascenso a la presidencia del socialista Salvador Allende. La Democracia Cristiana ya manifestó su apoyo a Bachelet y por ley, tras participar en las primarias opositoras, ninguno de sus hombres puede izar una candidatura presidencial.
La crisis, ante la cual Piñera pidió "generosidad y grandeza, podría desencadenar no sólo una compleja negociación entre los partidos de gobierno, RN y la UDI, sino una ola de cambios otrora inimaginados. La Ley de Primarias chilena permite a ambos partidos oficialistas nominar cada uno a un candidato o volver a formar una alianza, algo lejano tras los roces surgidos en una primaria en la que Longueira se impuso por un estrecho margen a Andrés Allamand, el candidato de RN, que demoró en reconocer su derrota.
Finalmente, las protestas que estallaron en 2011, en un país donde el 1 por ciento más rico acapara un tercio de la riqueza, coincide con una crisis de aristas cada vez más sorpresivas en el oficialismo, ya golpeado por la baja popularidad del gobierno y la derrota en las municipales de 2012. Como nunca desde el retorno a la democracia en 1990, el modelo heredado por la dictadura se tambalea en todos sus frentes y Chile parece caminar con matices hacia políticas de desarrollo impulsadas en otras latitudes de América latina, como Brasil o Uruguay.
Bachelet ganaría en primera vuelta, con un 51 por ciento de votos
Si las presidenciales fueran el domingo, en lugar del 17 de noviembre, la candidata por la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, ganaría en primera vuelta, según una encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC).La ex mandataria, que gobernó entre el 2006 y 2010, aparece con un 51 por ciento de las intenciones de voto, según la muestra capturada entre el 10 y 22 de junio, poco días antes de unas primarias en que triunfó como abanderada de un pacto de centroizquierda.
La encuesta, que abarcó 1.200 casos y considera un error muestral del 3 por ciento, arrojó que el más cercano competidor de Bachelet sería el ex ministro del actual gobierno Andrés Allamand, con un 11 por ciento. Sin embargo, Allamand perdió en las primarias oficialista de hace tres semanas ante el también ex ministro Pablo Longueira, quién el miércoles renunció inesperadamente a la carrera presidencial por razones de salud. Según el sondeo de CERC, Longueira obtuvo un 7 por ciento de las preferencias ante la pregunta ¿por quién votaría si las elecciones fueran el domingo?. Sobre la consulta acerca del actual escenario político en la Alianza derechista tras la renuncia de Longueira, y si esto podría hacer variar las posibilidades de Bachelet, el director del CERC, Pablo Huneeus, indicó que "naturalmente pueden ocurrir algunas variaciones en los resultados, considerando especialmente la pregunta de la encuesta «quién le gustaría», ella (Bachelet) está en notables condiciones de ganar".
Huneeus recalcó también, basándose en los resultados de la muestra, que la crisis de unidad de la Alianza oficialista, el voto voluntario y un gobierno que es respaldado apenas por un tercio de la población, crean una situación muy difícil para el gobierno. Por otra parte, el presidente Sebastián Piñera, obtuvo un 33 por ciento de aprobación, un 56 por ciento de desaprobación, mientras un 11 por ciento optó por no responder. En la encuesta de diciembre de 2012 obtuvo 31 y 58 por ciento, respectivamente. En el ítem de los tres políticos con más futuro, Bachelet obtuvo un 49 por ciento; el candidato Progresista (PRO) Marco Enríquez-Ominami un 29 por ciento y el ex precandidato de Renovación Nacional Andrés Allamand un 20 por ciento.