El encuentro de los presidentes de las dos Coreas con motivo de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang es el primero al más alto nivel en dos años, además de histórico, al constituir la primera visita de un miembro de la "dinastía" Kim a Corea del Sur, con la llegada de la hermana del dictador norteño, Kim Yo-jong. El contexto sin embargo, es de altísima tensión, con amenazas de ataques nucleares de parte del norcoreano a Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, y las inevitables réplicas de estas naciones. Ambas partes han desarrollado ejercicios militares y Norcorea ha lanzado el año pasado dos misiles de alcance intercontinental que, según afirma, pueden alcanzar cualquier punto de Estados Unidos con armas nucleares. Estados Unidos tiene un arsenal de más de 1.600 armas nucleares avanzadas, además de satélites y naves de guerra en todo el globo. Asimismo, Corea del Sur y Japón ha reforzado considerablemente sus sistemas de defensa antimisiles.China, la única aliada de Corea del Norte, se ha sumado a las sanciones internacionales impuestas por Naciones Unidas el año pasado. La severidad de estas sanciones seguramente explica la distensión súbita que trajeron los Juegos de Invierno y la histórica visita de la hermana del dictador a Seúl.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, recibió en la ciudad que alberga el evento deportivo, Pyeongchang, a Kim Yo-jong, la influyente hermana del dictador norcoreano Kim Jong-un, que acudió junto al presidente norcoreano, Kim Jong Nam, cuyo cargo es meramente protocolar. En las notas oficiales se denomina al dictador norteño "líder supremo", pero los medios informativos independientes desechan ese pomposo título para el miembro más joven de la dinastía comunista norcoreana.
Mientras las dos Coreas hicieron un signo de acercamiento, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, evitó ostensiblemente coincidir con los representantes norcoreanos, en una muestra de que persiste la tensión por el programa nuclear y misilístico de Corea de Norte.
La hermana de Kim Jong-un, de 30 años, es la primera de la familia Kim, que rige con puño de hierro Corea del Norte desde hace tres generaciones mediante un sistema comunista, que visita la parte sur de la península coreana. Moon conversó con ella en el estadio, antes de que comenzase la ceremonia. Varios mandatarios coincidieron también con la que es una destacada funcionaria del gobierno de su hermano, en el tren de alta velocidad con el que viajaron de Seúl a Pyeongchang.
Antes de la ceremonia inaugural, Moon ofreció una recepción para 200 jefes de Estado y de Gobierno, a la que asistieron entre otros el vicepresidente de Estados Unidos, Pence, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y el enviado especial de China, Han Zheng. De este modo estaban representados en una misma sala los principales interlocutores en el conflicto por el programa nuclear norcoreano.
En la cena posterior, el vicepresidente descartó compartir mesa con los representantes norcoreanos. Coincidieron brevemente en la recepción, pero evitaron abiertamente tener que verse, según señaló la agencia surcoreana Yonhap, que remitía a informaciones periodísticas.
Pence se marchó del lugar al cabo de cinco minutos. Al parecer quiso evitar tener que sentarse en una mesa con el mandatario norcoreano Kim-Yong-nam y el anfitrión surcoreano.
A pesar de que la participación de Pence estaba programada desde el inicio, según Yonhap, el portavoz del presidente surcoreano señaló que el vicepresidente estadounidense tenía una cena con los deportistas estadounidenses. Que se marchara tan pronto no significa que quisiese boicotear la cena, agregó.
El hecho de que Pence marcase tanto las distancias con los norcoreanos menguó las esperanzas de posibles conversaciones al margen de los Juegos Olímpicos de invierno. No obstante, Corea del Norte ya había declarado antes que no está interesada en una diálogo con la parte estadounidense.
En el discurso que dio durante la recepción, el presidente surcoreano manifestó no obstante su esperanza de que un acercamiento de ambas Coreas contribuya al diálogo y la paz. En referencia a Corea del Norte dijo: "Algunos de nosotros no tendríamos la posibilidad de estar en una misma sala si no hubiese sido por los Juegos Olímpicos de invierno en Pyeongchang". Y agregó: "Lo más importante es que estamos aquí juntos". Eso ya es un comienzo, "nuestro primer paso" en dirección hacia la paz mundial.
En el marco de su inesperada política de acercamiento hacia Corea del Sur, Kim Jong-un envió a su hermana al país vecino a la inauguración. Al ser recibida por parte del ministro de Reunificación, Cho Myoung Gyon, en el aeropuerto, la joven sonreía junto a Kim Yong-nam, de 90 años. El presidente de Corea del Sur mantendrá mañana un largo encuentro durante un almuerzo con la influyente hermana del líder norcoreano.
La visita es una señal de que Kim Jong-un quiere continuar su política de acercamiento iniciada a principios de año, luego de sufrir el efecto de las sanciones y de ser reprendido por China. Corea del Norte envió a los Juegos sus atletas y como señal de unión entre ambas naciones, las jugadoras de hockey sobre hielo del Sur juegan en el mismo equipo que sus colegas del Norte.
La CNN informó en base a fuentes diplomáticos que Kim posiblemente quiera invitar a Pyongyang al jefe de Estado surcoreano. Moon Jae-in había explicado que quería aprovechar la cooperación olímpica para lograr una distensión duradera en la península coreana. Corea del Norte había rechazado anteriormente un eventual encuentro entre su delegación y la de Estados Unidos en el entorno de los Juegos. Como sea, el súbito viraje de Kim Jong-un a favor del diálogo llega luego de que las duras sanciones de la ONU se hicieran efectivas, y la propia China apretara el torniquete de sus ventas de alimentos y petróleo a Pyongyang.
saludo. El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, saluda a Kim Yo-jong, la hermana del líder norteño.