La candidata presidencial Hillary Clinton retomó la campaña, después de cuatro días de reposo a causa de una neumonía y luego del fuerte mareo que sufrió en Nueva York el 11 de septiembre. En abierta competencia, su adversario Donald Trump divulgó un documento médico que destaca su buena salud.
La ex secretaria de Estado tiene en agenda actos de campaña en Carolina del Norte y en Washington, en un intento por retomar la iniciativa política a escasas dos semanas del esperado primer debate televisado con Trump.
El pasado domingo Clinton tuvo que ser auxiliada al retirarse de una ceremonia pública en Nueva York, y poco después se reveló que había sido diagnosticada con una neumonía tres días antes pero su equipo de campaña optó por mantener la información en secreto. Esta semana, la médica que la atiende, Lisa Bardack, divulgó un comunicado donde afirma que Clinton se recuperaba de una neumonía "leve, no contagiosa", pero que está "apta para servir" como presidente. Un diagnóstico cuestionable: la neumonía es una enfermedad infecciosa de los pulmones que se adquiere en la vida diaria o en un hospital. Por definición es contagiosa, sea leve o grave.
Obligada. Como sea, ayer Clinton volvió al ruedo, ya en la recta final de la campaña que se definirá en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre próximo. "Es muy bueno estar nuevamente en la campaña. Como faltan dos meses para las elecciones, estar sentada en casa era lo último que quería hacer", dijo Clinton en Greensboro, Carolina del Norte, antes de seguir hacia Washington. Luego del acto público, en un breve contacto con la prensa Clinton dijo que su equipo más allegado sabía que ella tenía neumonía, pero aseguró que decidió minimizar el problema para no interrumpir su campaña. "Es una enfermedad en que mucha gente simplemente sigue adelante, y es lo que pensé hacer. No quería parar. No quería dejar la campaña. No funcionó", admitió la ex secretaria de Estado. El ocultamiento por tres días de su patología golpea a Hillary en su flanco más débil: no sólo el de la salud, sino el de su escasa credibilidad. Su figura está asociada a la manipulación y el pragmatismo en la opinión pública. Ahora sumó una mentira.
Trump: plan económico. En los tres días en que Clinton estuvo fuera de combate, Trump multiplicó sus apariciones públicas y ayer presentó las líneas generales de su programa económico para crear 25 millones de puestos de trabajo en una década. "Si bajamos los impuestos, removemos regulación destructiva, liberamos el tesoro de la energía estadounidense y negociamos acuerdos comerciales que pongan el país por delante, no hay límites para el número de puestos de trabajo que podemos crear", afirmó el candidato republicano. El plan que presentó permitiría a Estados Unidos un crecimiento económico anual de 3,5 por ciento durante una década, pero Trump dijo que esperaba todavía más. "Es el momento de establecer un objetivo nacional de 4 por ciento de crecimiento anual", expresó.
En la misma jornada, el equipo de campaña de Trump divulgó una carta firmada por su médico personal desde 1980, Harold Bornstein, donde afirma categóricamente que el candidato presidencial goza de una "excelente salud física". El documento revela que Trump solo toma medicamentos para el colesterol y aspirinas en bajas dosis, al tiempo que otros exámenes de laboratorio arrojaron resultados normales. De acuerdo con Bornstein, Trump pesa actualmente 107 kilos, sugiriendo un cuadro de sobrepeso aún para su estatura de 1,90m, pero menciona que no consume "tabaco ni alcohol. En suma, el señor Trump goza de una excelente salud física", expresó el médico.
Clinton, de 68 años, y Trump, de 70, son las personas de mayor edad que disputan la presidencia estadounidense, y la crisis de salud de la ex secretaria generó presiones para que ambos divulguen informaciones sobre su condición física. Trump inclusive grabó una entrevista de televisión dedicada a cuestiones médicas, donde discutió detalles sobre su estado de salud. Allí dijo que se sentía "tan bien como cuando tenía 30 años".
Más allá de las polémicas sobre la salud de los candidatos, Clinton precisaba imperiosamente retornar a la campaña electoral, ya que los sondeos siguen mostrando que la gran ventaja que alguna vez tuvo sobre Trump se esfumó (leer aparte).