El candidato progresista brasileño Fernando Haddad consideró ayer "una tarea difícil" revertir la ventaja que tiene en las encuestas su rival, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien prometió crear diez millones de empleos, de cara al ballottage presidencial del 28 de octubre próximo en Brasil. "Tenemos el desafío de sacarle nueve puntos a él (Bolsonaro) y que esos electores se pasen a nuestro lado, es una tarea difícil", sostuvo Haddad. Y agregó: "Pero mucho más difícil será aguantar el gobierno de ese tipo (...) es difícil pero vamos a trabajar mucho".
Haddad también recibió ayer críticas de los laboristas, un importante aliado que abrió una brecha en la alianza de izquierdas impulsada para enfrentar en la segunda vuelta a Bolsonaro, fortalecido tras una nueva encuesta que le dio 18 puntos de ventaja. A las dificultades de Haddad para conformar un amplio "frente democrático" contra el polémico capitán en la reserva del Ejército, se sumaron voces discordantes de dirigentes del Partido Democrático Laborista (PDT).
Los laboristas, que postularon a Ciro Gomes y quedaron terceros en la primera vuelta de los comicios, con el 12,5 por ciento, denunciaron la falta de "autocrítica" del Partido de los Trabajadores (PT) apenas una semana después de haber dado su "apoyo crítico" a Haddad de cara a la segunda vuelta. El primero en cuestionar a la formación "petista" fue Cid Gomes, hermano de Ciro, quien, en un evento a favor de Haddad, celebrado en la ciudad de Fortaleza, instó al PT a expresar un "mea culpa", tener "humildad" y "reconocer que hicieron muchas tonterías", entre los abucheos de algunos de los asistentes, a los que llegó a calificar de "tontos".
Las críticas de Cid Gomes fueron respaldadas ayer por el presidente del PDT, Carlos Lupi: "El PT tiene que ser humilde y reconocer sus errores. Ellos no tienen autocrítica (...) la cultura del PT es solo la de querer" recibir apoyo y "nunca querer apoyar a nadie".
Respaldo fundamental
El apoyo de los laboristas es fundamental para intentar revertir la enorme distancia entre Haddad y Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar (1964-1985). Según una encuesta divulgada el lunes por el Instituto Ibope, Bolsonaro ganará el ballottage con un 59 por ciento de los votos válidos frente al 41 por ciento de Haddad, candidato en lugar del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción y vetado por la Justicia de postularse tras ser condenado en segunda instancia.
Según el sondeo de opinión de Ibope, Bolsonaro lidera la intención de voto en todo el país —excepto en el empobrecido noreste— así como entre el electorado masculino, femenino, blanco, negro, evangélico y con un nivel de educación superior.
Haddad restó importancia a la grieta abierta en su alianza progresista, que sí cuenta con el respaldo del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), del Partido Socialista Brasileño (PSB) y del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). "Sé que el problema no es conmigo", dijo el candidato del PT en una entrevista, en el que fue su quinto día consecutivo de agenda electoral en la ciudad de San Pablo
Bolsonaro, aún convaleciente en su casa de Río de Janeiro tras recibir una puñalada el pasado 6 de septiembre durante un mitin, sigue haciendo campaña en las redes sociales. El aspirante por el Partido Social Liberal (PSL) prometió ayer en las redes sociales que, si es elegido extraditará "inmediatamente" al ex activista italiano de izquierda Cesare Battisti, algo que fue vetado por el propio Lula el último día de su segundo mandato, en 2010.
Promesas de empleos
El economista Alexandre da Costa, asesor de Bolsonaro, afirmó en tanto que se está elaborando una estrategia para crear seis millones de empleos en los dos primeros años de gobierno, entre 2019 y 2020 impulsando la actividad en sectores como la construcción civil. Según da Costa otros cuatro millones de empleos surgirán entre 2021 y 2022 cuando concluirá el eventual primer gobierno de Bolsonaro. La grave recesión del 7 por ciento acumulada entre 2015 y 2016, generó 13 millones de desocupados y unos 10 millones de subocupados.