Washington. — El gobierno de Grecia se reunió en Washington con altos
funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del gobierno estadounidense, para acelerar
las gestiones que le permitan recibir financiamiento de emergencia, de cara a fechas límite para
cumplir con sus vencimientos de deuda.
Las conversaciones, en los márgenes de las reuniones anuales del FMI y el Banco
Mundial, se produjeron al día siguiente de que Grecia cediera a la presión de los mercados y
pidiera un paquete de rescate de 45.000 millones de euros (60.500 millones de dólares), que aún
debe ser reunido por los países de la eurozona y el FMI.
El ministro de Finanzas de Grecia, George Papaconstantinou, se reunió con el
jefe del FMI, Dominique Strauss-Kahn, y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy
Geithner, el que destacó la necesidad de una rápida respuesta a la crisis. "El secretario Geithner
los alentó a moverse rápido para implementar un paquete de fuertes reformas y apoyo sustancial
concreto financiero", dijo el Tesoro en un comunicado.
Una sombra extendida. El creciente temor de los mercados de que Grecia pueda
caer en cesación de pagos de su deuda y que los problemas de presupuesto se agraven en otras
economías de la zona euro, como Portugal y España, han arrojado una sombra sobre la reunión anual
del FMI en Washington. Papaconstantinou también se reunió con el presidente del Banco Central
Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, y con Olli Rehn, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios
de la UE. Rehn dijo que el financiamiento para Grecia estaría listo a comienzos de mayo. Sería el
primer rescate financiero de un miembro de la zona euro. Expertos de la UE y el FMI están en Atenas
para acordar el rescate.
Grecia ha dicho que la Comisión Europea podría ofrecerle un préstamo puente para
cerrar la brecha si la ayuda no es aprobada a tiempo para cubrir sus necesidades de financiamiento.
Grecia afronta masivos vencimientos de deuda el 19 de mayo, y resulta difícil que el paquete de la
UE y el FMI esté listo para entonces.
Uno de los obstáculos para Grecia es que cualquier dinero de Alemania requiere
de aprobación parlamentaria, un reto político debido a la fuerte oposición pública germana a ayudar
a Grecia. Alemania va a elecciones regionales el 9 de mayo. El calendario complica al gobierno de
la canciller Angela Merkel, que no quiere aparecer ante los votantes gastando miles de millones de
euros de Alemania en los muy mal vistos socios griegos.
En Washington, los altos funcionarios de finanzas advirtieron sobre la aún no
totalmente lograda recuperación de la economía mundial. “El mundo sigue siendo un lugar
peligroso”, dijo Strauss-Kahn.
El FMI está preocupado por un exceso de confianza en las principales economías.
Funcionarios señalan al respecto que el Fondo advirtió al Grupo de los 20 (el G-20, del que forma
parte Argentina) que sus proyecciones económicas, sometidas al FMI, eran demasiado optimistas.
España se despega. “España no es Grecia”. La frase se ha convertido en un
“mantra” de la ministra española de Economía, Elena Salgado, quien durante su estancia
en Washington está haciendo denodados esfuerzos por disipar cualquier duda —y hay unas
cuantas— acerca de un posible contagio de la crisis helena a su vecino ibérico.
Grecia ha hecho girar las cabezas no sólo hacia Atenas, sino también hacia aquellos que, como
España y Portugal, siguen más que renqueando por el tortuoso sendero de la recuperación.
Cifras para todos. Por esto, y más allá del G-20, Salgado se dedicó intensamente a
“demostrar con cifras” y estadísticas que su país está lejos de convertirse en una
secuela del “caso especial” que, dice, constituye Grecia y que España está cumpliendo
“todos los días” sus compromisos. En este sentido, apeló a datos como que el propio
nivel de deuda española está “más de 20 puntos por debajo de la media europea” y a la
“calidad” de las instituciones españolas. Sus esfuerzos tuvieron algún éxito.
“Todos los países de Europa, sin excepción alguna, tienen mucho por hacer pero, dicho esto,
por supuesto, España no es Grecia”, declaró el presidente del Banco Central Europeo, Jean
Claude Trichet. Y también el jefe del FMI —sin dejar de tirarle un tanto de las orejas—
trató de disipar las dudas sobre Madrid. “Para España y Portugal no veo que el problema (de
la deuda pública) sea mayor que en muchos otros países de la eurozona o de fuera de ella”,
dijo Strauss-Kahn.