Belén.— El Papa Benedicto XVI, frente a la cuna del cristianismo, tachó ayer
de "trágico" el muro erigido por Israel en torno a Cisjordania. En el día más político de su gira
por Medio Oriente, el Pontífice también afirmó que apoya a los palestinos en su búsqueda de un
territorio soberano, y ofreció su apoyo público más firme hasta ahora en favor de la fundación de
un Estado palestino. Además, el Pontífice oró por el fin del bloqueo israelí a la Franja de
Gaza.
"Los palestinos, al igual que todos en la región, están presos en una espiral de
violencia, atentados, represalias y permanente destrucción", dijo el Papa durante su visita al
campo de refugiados de Aida, en las afueras de Belén. "El mundo entero anhela que acabe esta
espiral y que la paz ponga fin a las constantes luchas", afirmó.
Pegado al campo de refugiados se erige el alto muro construido por Israel en
reacción a una ola de atentados suicidas palestinos en 2002. Tal como esperaban los palestinos, el
Papa se refirió a las consecuencias del muro, que, según sus palabras, penetra en el territorio de
Belén y divide y separa familias y vecinos.
"En un mundo en el que se abren más y más las fronteras para el comercio, para
los viajes, para el libre movimiento de la gente y el intercambio cultural, es trágico ver cómo se
erigen muros", dijo Benedicto. También envió un mensaje de esperanza al afirmar que los muros
pueden ser construidos con facilidad pero no duran para siempre. "Los muros pueden ser derribados",
aseguró.
Al llegar a Cisjordania, el Papa abogó por la creación de "una patria soberana
palestina, en seguridad y paz con sus vecinos y en las fronteras reconocidas a nivel
internacional". En su discurso a los refugiados de Aida, el Pontífice fue más contundente al hablar
de "Estado palestino independiente".
No al terrorismo. El Papa hizo alusión además a los refugiados palestinos e hizo
mención a la ofensiva militar israelí en Gaza: "Mi corazón está con todas las familias que han
perdido su hogar".
Sin embargo, Benedicto XVI también urgió a los palestinos a no recurrir a la
violencia y el terrorismo para conseguir sus objetivos: "A los muchos jóvenes en los territorios
palestinos les hago hoy este llamamiento: no permitáis que la pérdida de vidas y la destrucción que
habéis sufrido susciten amargura o resentimiento en vuestros corazones. Tened el valor de resistir
cualquier tentación que podáis sentir de recurrir a actos de violencia o terrorismo".
El presidente palestino, Mahmud Abbas, agradeció al Papa su comprensión del
"sufrimiento de nuestro pueblo" y reclamó a Israel un acuerdo de paz basado en la coexistencia de
dos Estados. "Usted dijo que hay esperanza, esperanza en un futuro en el que no haya ocupación, un
muro, refugiados y prisioneros, sino coexistencia en la Tierra Santa", manifestó el líder
palestino.
Solidaridad con Gaza. Tras la ceremonia de bienvenida, el Papa ofició una misa
al aire libre en la Plaza del Pesebre, cerca del lugar de nacimiento de Jesús, donde expresó un
mensaje especial de solidaridad con los 1.400.000 palestinos que viven aislados en la Franja de
Gaza.
La Iglesia Católica dijo haber solicitado a Israel permisos de viaje para unos
250 cristianos que viven en la Franja para que pudieran asistir a las misas papales en Jerusalén,
Belén y Nazareth. Sin embargo, el número de permisos aprobados por Israel fue inferior a 100.
En Gaza vive una ínfima minoría de entre 1.000 y 3.000 cristianos, de los que
286 son católicos. En Cisjordania viven unos 50.000 cristianos entre unos 2,4 millones de
musulmanes.
A la misa en Belén asistieron también varias mujeres musulmanas con la cabeza
cubierta por un velo que enarbolaron fotos de palestinos encarcelados en Israel.
La visita del Papa a Tierra Santa estuvo marcada por la polémica. El martes el
Vaticano debió salir en defensa del Pontífice, al describirlo como un hombre de firmes creencias
anti nazis y como un pacifista, luego de que algunos críticos se mostraran furiosos porque no se
disculpó en su discurso en el museo del Holocausto.