Una cámara correccional de París condenó el lunes pasado a Nicolas Sarkozy, ex presidente de Francia, a un año de prisión firme y dos en suspenso, al considerarlo culpable de delitos de corrupción y tráfico de influencias. La sentencia fue un "bombazo" y tendrá efectos en el panorama político de Francia, sobre todo porque el ex presidente planeaba presentarse como candidato a las próximas elecciones presidenciales de 2022. Aún no está claro si el "torpedo" que recibió lo hundió del todo y a quién beneficiaría su salida de la competencia presidencial, si al actual presidente liberal, Emmanuel Macron, o en alguna medida, a la ultaderechista Marine Le Pen.
En cualquier caso se trata de un bombazo político, señala el diario Le Figaro: un ex jefe de Estado, abogado en ejercicio, miembro de varios consejos de administración de grandísimas empresas, conferenciante internacional, confidente político de Emmanuel Macron, condenado a una pena de cárcel, algo sin precedentes en la historia política contemporánea de Francia.
En el modelo judicial francés, las cámaras correccionales son los responsables de juzgar delitos de "gravedad media". En ese caso, la trigésima cámara correccional del Tribunal de París ha sentado un precedente excepcional, condenando con severidad a un ex jefe de Estado que aspiraba a ser una figura presidenciable de la centroderecha tradicional en la próxima elección, dentro de catorce meses.
A juicio del Tribunal de París, Sarkozy, su abogado defensor y un alto magistrado cometieron varios delitos íntimamente ligados: violación del secreto de una instrucción penal, intercambio de favores profesionales, corrupción activa y pasiva al más alto nivel del poder político y judicial del Estado.
Sarkozy no irá a la cárcel inmediatamente. La presidenta del Tribunal. Christine Mée, la presidenta del Tribunal, ha aceptado que el expresidente acepte llevar un brazalete electrónico, que permita su localización permanente. «Benevolencia» que tiene mucho de humillación atroz. Nicolas Sarkozy, por su parte, presentó un recurso suspensivo, esperando un nuevo proceso y una nueva sentencia.
A muy corto plazo, el ex presidente no entrará en prisión. Podrá beneficiarse de medidas suspensivas. Pero queda indeleble la sentencia, históricamente capital, judicial y políticamente.
El Tribunal de París dictó el lunes una triple sentencia con severidad «ejemplarizante», al más alto nivel político, jurídico y penal. Al más alto nivel político de Francia, se condenan tráficos de influencias y corrupción relativamente menores pero altamente simbólicas: cuando era el jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, pidió y consiguió, personalmente, y a través de su abogado, en el 2014, que un alto magistrado violase el secreto de la instrucción de un proceso en curso, prometiendo y ofreciendo una suerte de «ascenso profesional».
Gilbert Azibert, el alto magistrado corrompido por ofrecer información y servicios al presidente de la República, ha sido condenado a cuatro años de cárcel: uno, en firme; tres, con "remisión" de pena, es decir, en suspenso. Thierry Herzog, el abogado de Sarkozy, ha sido condenado a las misma pena que su cliente: un año de prisión firme; tres de cárcel con remisión de pena. Condenado a tres años de cárcel, Sarkozy todavía será juzgado, próximamente, por otros dos escándalos.