Madrid/San Sebastián. — A dos días de las elecciones generales en España,
ETA irrumpió ayer directamente en el final de la campaña asesinando a tiros a un ex concejal
socialista en el País Vasco, en el norte del país. La campaña electoral se suspendió. El asesino
disparó varias veces por la espalda contra Isaías Carrasco, de 42 años, en la localidad guipuzcoana
de Mondragón. El ex concejal del Partido Socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en el País
Vasco (PSE-Psoe) salía de su domicilio acompañado por su mujer y por su hija cuando fue atacado.
Falleció poco después en el hospital a causa de las heridas sufridas en el tórax y en la cabeza.
Carrasco había declinado tener guardaespaldas.
Se trata del primer atentado con víctimas mortales en 2008,
después del que el 30 de diciembre de 2007 costó la vida a dos guardias civiles españoles en
Capbreton, en el sur de Francia. Es también la tercera vez que ETA consigue matar desde que el 30
de diciembre de 2004 rompió la última tregua haciendo explotar un coche bomba, que causó la muerte
de dos ecuatorianos en un estacionamiento del aeropuerto Barajas de Madrid.
Aislamiento. "Los terroristas han querido interferir en la pacífica
manifestación de los ciudadanos convocados a las urnas", manifestó Zapatero en una comparecencia
institucional en La Moncloa. "ETA ya está vencida por la democracia", aseguró. "Está repudiada y
aislada" también en el País Vasco. "No tiene otro destino que su desaparición", expresó el jefe de
gobierno español, y advirtió de que los terroristas serán detenidos pronto y puestos a disposición
de la Justicia.
Serio y visiblemente afectado, el presidente del gobierno
español confirmó lo que durante las últimas semanas el ministro del Interior, Alfredo Pérez
Rubalcaba, había expresado. "Sabíamos que ETA podía aún causar daño y dolor irreparable a los
españoles. Hoy (por ayer) ha añadido una víctima más a su larga lista de ignominia", manifestó
Zapatero. A lo largo de la campaña, ETA perpetró dos atentados más, también en el País Vasco, que
no causaron heridos ni víctimas mortales: colocó una bomba junto a una sede socialista y otra junto
a un repetidor de televisión en un monte de Bilbao.
Al menos dos terroristas participaron en el atentado de
ayer. Mientras uno de ellos, vestido de negro y con barba postiza, disparaba contra Carrasco, el
otro lo esperaba en un automóvil gris que las fuerzas de seguridad comenzaron a buscar
inmediatamente.
Con la vista puesta en la campaña y las elecciones
generales de mañana, el Ministerio del Interior español había reforzado la seguridad en el país,
activando el nivel máximo de alerta y operatividad antiterrorista ante el temor de un atentado de
ETA y sin olvidar la amenaza del terrorismo islamista, que hace cuatro años, tres días antes de los
anteriores comicios generales, se cobró la vida de 191 personas en cuatro trenes de Madrid.
Final de campaña. El atentado de ETA supuso el final de la campaña electoral, en
la que ayer, en su último día, los partidos preveían grandes actos de cierre. Zapatero y el líder
del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, su rival directo, acordaron la suspensión de todos los
actos previstos. Otros partidos se unieron a ellos cancelando también los suyos. Todos los grupos
parlamentarios tenían previsto reunirse en el Congreso de los Diputados para condenar el
atentado.
"Hoy (por ayer) es un día de luto y todos debemos estar unidos", manifestó Rajoy
poco después el asesinato del ex concejal socialista. "ETA debe perder toda esperanza de conseguir
sus objetivos políticos porque los españoles no lo vamos a consentir. Vamos a ganar esta batalla",
aseguró. El líder del principal partido de la oposición, que se opuso en todo momento al malogrado
proceso de diálogo del gobierno de Zapatero con ETA, no aludió directamente a ello, pero lanzó un
significativo "todo el mundo sabe lo que pienso".
Sin rumbo. ETA "ha perdido el norte definitivamente", manifestó por su
parte el jefe del gobierno regional vasco, Juan José Ibarretxe, quien se negó a hacer una "lectura
política" del atentado porque eso "sería darle el protagonismo que quiere y no merece". "ETA sobra,
estorba y además mata", dijo en una conferencia de prensa en Vitoria, la capital vasca. Los reyes
Juan Carlos y Sofía, los príncipes de Asturias, la Iglesia Católica y los sindicatos y la patronal,
entre otros, se unieron a la condena del último atentado de ETA, que desde 1968 ha matado a casi
840 personas y herido a más de 3.000 en su pretensión de lograr la independencia del País
Vasco.