Alemania mantendrá sin límites de tiempo los controles fronterizos, mientras una creciente mayoría de alemanes es partidario de aumentar la videovigilancia, entre otras medidas, luego del último atentado cometido por un refugiado con antecedentes en Berlín el lunes 19 que costó doce vidas y dejó en evidencia los errores de las fuerzas de seguridad.
El ministro de Interior alemán, Thomas de Maiziere, prorrogará los controles fronterizos con Austria por tiempo indefinido. Alemania recibió 1,1 millón de refugiados sólo en 2015, en una política de puertas abiertas decidida por la canciller democristiana Angela Merkel. Esa política causó dudas en muchos alemanes y la oleada de atentados islamistas que sufrió el país a lo largo de 2016 no hicieron sino profundizar el descontento con la política de Merkel. El terrorista de Berlín era un tunecino perteneciente al Estado Islámico con antecedentes que lo vinculaban al extremismo islámico. Logró escapar de Berlín e incluso de Alemania y fue abatido el viernes en el norte de Italia.
"Tengo la intención de continuar mucho más allá de febrero con los controles. En todo caso por muchos meses. De momento no puedo ver un final", indicó el ministro de Maziere, integrante de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel. Entre los 26 Estados miembros del Espacio Schengen, al que pertenecen la mayoría de los países de la Unión Europea (UE), rige en principio la libre circulación de personas. Pero la emergencia causada por la ola migratoria -desatada por las guerras en Siria e Irak- y los numerosos atentados islamistas sufridos en Alemania y Francia, han cuestionado la validez de Schengen.
Es por esto que Alemania y otros países reintrodujeron los controles en sus fronteras en la segunda mitad de 2015 y los han prorrogado desde entonces. Los controles actuales están limitados hasta mediados de febrero. Después de esa fecha pueden volver a ser prorrogados por el gobierno, como prometió el ministro del Interior. De Maiziere informó a finales de octubre que los controles no se podrían levantar mientras las fronteras exteriores de la UE no estén aseguradas por completo o los países de la UE cuenten con alojamiento suficiente para los refugiados. Junto con Alemania, Austria, Dinamarca, Suecia y Noruega controlan también sus fronteras.
Tras la muerte el viernes a manos de la policía italiana del tunecino Anis Amri, autor del atentado de Berlín, Alemania replanteó la necesidad de endurecer las medidas de seguridad y agilizar las expulsiones. Los dirigentes de la CDU reclaman la expulsión rápida de los solicitantes de asilo considerados potenciales terroristas, como era el caso de Amri.
Terrorista afiliado al Estado Islámico o Isis, Amri llegó a Alemania en julio de 2015. En junio de 2016 su petición de asilo fue denegada, pero las autoridades alemanas no pudieron deportarlo, porque Túnez negó falsamente que fuera nacional suyo y no mandó documentación hasta dos días después del atentado. Más allá de esta excusa burocrática, la pregunta es por qué Amri estaba libre o no era vigilado de cerca. "Potenciales terroristas, cuyas solicitudes de asilo hayan sido denegadas y que estén obligados a dejar el país deben ser expulsados de inmediato", exigió el vicepresidente de la CDU, Armin Laschet, quien reclamó también una "detención previa a la expulsión", que en el caso de Amri hubiera salvado la vida de las 12 víctimas de Berlín.
Hay enorme molestia por los fallos garrafales que cometieron los servicios de seguridad alemanes. "Las informaciones que tenemos sobre la forma como las autoridades trabajaron son escandalosas" criticó Armin Laschet. "No es así como vamos a garantizar la seguridad de Alemania". Los fallos de los servicios de inteligencia fueron flagrantes. Entre su llegada a Alemania en julio de 2015 y el atentado del lunes pasado, Anis Amri jugó al gato y al ratón con las diferentes administraciones estatales alemanas, circulando de un Estado a otro con varias identidades falsas. La policía de Renania del Norte-Westfalia, donde residió un tiempo, lo consideró muy peligroso y listo para cometer un atentado. Su dosier acabó en Berlín. Las autoridades berlinesas empezaron a vigilarlo, pero tras seis meses cerraron el caso. "Un error garrafal" clamó el responsable de seguridad interior de la CDU, Stephan Mayer.
Marruecos avisó en vano
El caso Amri es aún más grave porque Marruecos advirtió dos veces al servicio de inteligencia germano del peligro que suponía el tunecino. Las advertencias e informaciones marroquíes recibidas por el servicio de inteligencia exterior y la policía alemana fueron analizadas en el centro que coordina la lucha antiterrorista. Según el diario Die Welt, el servicio marroquí lanzó dos advertencias a sus colegas alemanes, el 19 de septiembre y el 11 de octubre, sobre la ideología islamista de Amri y su predisposición a perpetrar un atentado terrorista. El diario afirma en base a fuentes marroquíes que Amri estuvo en contacto con dos militantes del Estado Islámico, uno de ellos un ruso expulsado de Alemania y un marroquí al que la policía alemana le retiró el pasaporte. Amri había tratado de reclutar militantes para el Estado Islámico en Túnez. Estas graves revelaciones seguramente aumentarán el descontento de los alemanes con su gobierno y sus servicios de seguridad.
El tunecino fue considerado muy peligroso en Renania. Pero Berlín cerró el caso luego de vigilarlo