Choferes de autos clásicos, dueños de restaurantes privados, guías, vendedores de artesanías y dueños de habitaciones en renta estarían entre los más afectados por el ajuste a las sanciones impuestas la víspera a Cuba para golpear al turismo.
Choferes de autos clásicos, dueños de restaurantes privados, guías, vendedores de artesanías y dueños de habitaciones en renta estarían entre los más afectados por el ajuste a las sanciones impuestas la víspera a Cuba para golpear al turismo.
"En los negocios hay tiempos buenos y malos, estamos por entrar a una temporada pésima", dijo Enrique Nuñez, el dueño del restaurante particular o paladar, como se les conoce localmente, "La Guarida", uno de los más visitados por viajeros estadounidenses.
Según el economista y experto en turismo José Luis Perelló la isla perdería ingresos por unos 130 millones de dólares en la temporada alta de cruceros —de noviembre a junio— y no alcanzaría la cifra anual de cinco millones de turistas internacionales que calculó el gobierno.
Cuba recibió 4,8 millones de visitantes en 2018. De éstos, 639.000 llegaron de Estados Unidos, el segundo país del cual viajan más turistas. Entre enero y abril de este año llegaron unos 257.000 estadounidenses —93 por ciento más que el mismo lapso del año pasado—, y 142.000 lo hicieron por mar, un incremento contra los 40.000 del mismo periodo de 2018 y los 20.000 de 2017.
El emergente sector privado —fruto de una década de tímidas reformas aperturistas del expresidente Raúl Castro para impulsar la economía y generar empleos a pesar de los fuertes controles estatales— recibió con preocupación la noticia de la prohibición de cruceros y viajes en la categoría de "pueblo a pueblo" —una de las que permitía a estadounidenses ir a la isla— del gobierno de Donald Trump.
"La repercusión va a ser muy grande porque nadie va a tener trabajo, todo es una cadena. No solo los (autos) convertibles sino van a ser los hoteles y la población", comentó Yosbell Figueroa, quien con su Chevrolet 51 mantiene a una familia con dos hijos y a sus padres. Según Figueroa, unos 300 choferes como él en La Habana pagan unos 600 dólares por su licencia mensualmente y cobran 30 por 60 minutos de recorrido a los turistas. Uno de sus compañeros, que ya tenía un acuerdo con una agencia de viajes a la que ofrece servicios para cruceristas, recibió este miércoles la cancelación de ocho horas para lo que queda de semana.
En el sector de emprendedores participan unas 500.000 personas. Negocios como las paladares emplean a una decena de trabajadores con sueldos dos o tres veces más elevados que los estatales.