El diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, segundo en las encuestas en las presidenciales de octubre en Brasil, demostró su magnetismo en una entrevista televisiva muy seguida en la noche del lunes en la que parafraseó a Donald Trump, negó el golpe de Estado militar y acusaciones de racismo y arremetió contra el movimiento feminista. El ex militar, superado sólo en las encuestas por el carismático Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción, no contradijo a quienes le comparan con el presidente estadounidense e incluso se animó a parafrasear el lema de campaña del estadounidense. "Quiero hacer grande a Brasil", afirmó en la entrevista en vivo concedida a un programa "Roda viva" del canal local TV Cultura, que se convirtió en "trendic topic" mundial en Twitter, un hecho nada trivial si se tiene en cuenta que la emisora no suele conseguir índices elevados de audiencia. Y no defraudó: se atrevió a negar que el derrocamiento del entonces presidente Joao Goulart por las Fuerzas Armadas en 1964 fuera un golpe militar e incluso desmintió el uso de la tortura durante ese período. "Tal vez hubo algunas maldades", relativizó. Cuando se preguntó si abriría los archivos del Ejército de esa época en el caso de ser electo presidente, respondió: "No voy a abrir nada, olvídense. Vamos a mirar hacia adelante".
También negó las acusaciones de racismo por decir que los afrodescendientes debían ser pesados "en arrobas", medida que se usa para el ganado vacuno, que le valieron un proceso en abierto por la Fiscalía General en 2017. "Hacer una broma infeliz no es racismo", señaló. Sobre el movimiento feminista en Brasil, que lo acusa de homófobo, remarcó el domingo: "No me preocupa la mujer con pelos en los brazos". En 2014, dijo sobre una diputada que "ni merecía ser violada".
La entrevista con el ex militar generó una enorme expectativa, debido a sus escasas apariciones televisivas. Incluso en varias ocasiones criticó a los canales y medios de comunicación más importantes de Brasil. Cuando Bolsonaro llegó al estudio de TV en San Pablo, más de 300 personas lo esperaban para manifestarle su apoyo. Una vez iniciada la entrevista, se lo vio nervioso en un principio, pero luego, según ilustró la revista de izquierda Fórum, "se desayunó a los periodistas". Rodeado de cinco periodistas que le preguntaron sobre temas muy variados, Bolsonaro mostró un discurso basado en la seguridad y mano dura contra los delincuentes, el liberalismo económico y la lucha contra la corrupción.
A lo largo de su campaña, Bolsonaro afirmó que, en el caso de ganar, flexibilizará las leyes para el uso de armas y colocará generales en los ministerios. Además, en un evento en Goiás, le enseñó a una niña de dos años a hacer la mímica del uso de un revólver. La entrevista a uno de los políticos considerados con mayor proyección del gigante sudamericano provocó picos de tres puntos de rating (cada punto equivale aproximadamente a 700.000 personas). Para comparar: la emisión anterior de "Roda Viva", con la presencia del también candidato Geraldo Alckmin, no logró más de 0,5 puntos de audiencia.
Además, fue seguido por más de 150.000 usuarios en la plataforma de videos Youtube y, como en Twitter, provocó miles de comentarios en otras redes sociales. Con aproximadamente un 20 por ciento de la intención de voto, el candidato del Partido Social Liberal (PSL) se ubica segundo en todas las encuestas de cara a las elecciones presidenciales, por detrás de Luiz Inácio Lula da Silva, el referente del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Sin embargo, en los potenciales escenarios en los que Lula, preso y condenado por corrupción, no participa, Bolsonaro se disputa el primer lugar con la centrista Marina Silva. Las elecciones en Brasil se celebrarán el 7 de octubre y, en el caso de haber una segunda vuelta, ésta se disputará el 28 del mismo mes. A partir del 15 de agosto, el Tribunal Superior Electoral (TSE) juzgará la viabilidad de las candidaturas presentadas: se estima que Lula no podrá participar en la contienda.