John McCain, el senador republicano de Arizona de 81 años fallecido el sábado, era una de las figuras más destacadas de la política estadounidense. Este veterano de la guerra de Vietnam que sufrió el cautiverio y la tortura en ese país, tuvo que enfrentarse el último año de su vida a otra dura lucha, la de un cáncer cerebral incurable. Senador desde 1987, disputó dos veces la carrera a la Casa Blanca, pero las dos veces le tocó perder. Estaba enfrentado al presidente Donald Trump, del que no compartía sus principales políticas, como la migratoria.
Para muchos McCain era el ejemplo ideal del inconformismo, de la franqueza y de las exhortaciones inteligentes más allá de la política partidaria. En julio del año pasado fue intervenido para retirarle un coágulo del ojo izquierdo y entonces se le detectó un tumor cerebral, un glioblastoma. Un tumor incurable, por lo que la única opción era retrasar lo inevitable.
La vida de McCain cambió el 26 de octubre de 1967, cuando el caza Skyhawk que piloteaba fue derribado sobre Hanoi, Vietnam. Se rompió los dos brazos y una pierna y pasó cinco años y medio como prisionero de guerra, sufriendo torturas e incomunicado. McCain se negó a ser liberado antes de tiempo, como ofrecieron los vietnamitas, puesto que había compañeros suyos que llevaban más tiempo que él en prisión. Esta actitud lo convirtió en un héroe nacional. . Las lesiones de guerra le dejaron huella: durante el resto de su vida no pudo levantar los brazos por encima de sus hombros.
De Vietnam volvió transformado y, luego de un breve paso por el Congreso como oficial de contacto de la Armada, encontró su lugar. En 1982 ya era representante, y desde 1987 se convirtió en uno de los dos senadores por Arizona.
Desde su llegada quedó claro su carácter fuerte. Son famosos sus enojos y enemistades, que junto con su pelo canoso le granjeraron el mote de "Tornado blanco". Pero lo que lo hacía diferente era su carácter independiente. Le gustaba definirse como un "llanero solitario".
Apenas dos semanas después de ser diagnosticado, McCain participó de una histórica votación en el Senado. Se trataba de la mayor promesa de Trump: acabar con el seguro de salud de Obama, el llamado "Obamacare". Sus compañeros lo recibieron de pie, mientras hacía una entrada dramática, con una larga cicatriz sobre el ojo por la cirugía contra el cáncer de cerebro. McCain votó junto a otros siete compañeros de partido contr ala derogación de la ley de Obama. Fue un duro golpe para el presidente Donald Trump.
Lejos de pasar sus últimos meses en silencio, desde su hogar no cesó de criticar a Trump. Calificó su política inmigratoria como "afrenta a la decencia del pueblo estadounidense". En octubre de 2017, McCain formuló una crítica furibunda a la política exterior de "Estados Unidos primero" de Trump, calificándola de "nacionalismo mediocre y espurio tramado por personas que prefieren encontrar chivos emisarios en lugar de resolver problemas".
McCain participó de las primarias presidenciales en 2000 sin éxito. Lo logró finalmente en 2008, pero fue fácilmente derrotado por Barack Obama. McCain regresó al Senado resuelto a no permitir que una campaña fallida marchitara sus laureles. Ante la pregunta sobre cómo quería ser recordado, McCain respondió: "como alguien que hizo un gran aporte a la defensa de la nación". Se prevé que dos expresidentes hablen durante el funeral . Los presidentes George W. Bush y Barack Obama, quienes frustraron las ambiciones presidenciales de McCain, estarán entre los oradores. "Fueron contiendas muy disputadas, las dos", señaló el senador republicano Jeff Flake. "Pedirles que hablen en tu funeral, y que ellos se muestren honrados por la oportunidad, lo dice todo". Efectivamente, en su última voluntad McCain pidió que ambos ex presidentes hablaran en su funeral.