El Congreso de Brasil rechazó el pedido de la oposición de que el presidente Michel Temer sea sometido a juicio por cargos de corrupción vinculados con el Lava Jato. El oficialismo superó los 172 votos necesarios para archivar la denuncia por corrupción, la primera realizada por un fiscal general contra un presidente en ejercicio.
Para que la denuncia fuera aceptada y Temer suspendido durante seis meses hasta un veredicto del Supremo Tribunal Federal, eran necesarios dos tercios de los votos de los 513 diputados.
Ahora, el Supremo Tribunal Federal deberá decidir el camino de la denuncia, que debe mantenerse hasta que el presidente Temer abandone el cargo y pierda los fueros.
La sesión iniciada a las 9 de la mañana estuvo marcada por tumultos, empujones, insultos y manifestaciones de protestas dentro del recinto de la Cámara baja.
Temer se encontraba con sus principales colaboradores siguiendo la votación en el Palacio del Planalto, la sede del gobierno.
Al menos 172 diputados votaron a favor de Temer, lo que, sumado a 13 ausencias, impidió lograr la mayoría de dos tercios sobre 513 diputados, necesaria para que la Cámara autorizara que el Tribunal Supremo suspenda al presidente.
Desde antes de la sesión quedó en evidencia que la oposición fracasaría en su intento, lo que se exteriorizó en manifestaciones de frustración de parte de la bancada opositora, liderada por el Partido de los Trabajadores (PT) de los ex presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff.
La votación continuaba, una vez alcanzado ya el número clave, tras una maratónica jornada marcada por virulentos ataques entre las bancadas oficialistas y de la oposición. Varios diputados gritaron consignas de "Fora Temer" ("Fuera Temer") al emitir su voto en el hemiciclo.
Una derrota para el presidente era considerada de antemano improbable, ya que éste cuenta con numerosos aliados parlamentarios. Las destitución de quien es presidente provisional y sustituyó a Rousseff cuando fue destituida por juicio político el año pasado, era además mal vista por empresarios y otros factores de poder, que desean la continuidad de Temer para evitarle a la economía mayores traumas de los que ya padece.
¿El último escollo?
La votación en el Congreso era el último escollo para que Temer consiga mantener el mandato que heredó el año pasado tras la destitución de Rousseff, y que finaliza el 31 de diciembre de 2018.Esto da un horizonte de previsilidad que el gobierno debilitado de Temer necesitaba con urgencia. El gobierno quedó a la defensiva desde que el grupo editorial Globo sacó a la luz un nuevo escándalo de corrupción a mediados de mayo, cuando dio a conocer una denuncia del empresario Joesley Batista, dueño del gigante cárnico JBS. Globo públicó un audio grabado a escondidas de una conversación de Batista con Temer, en la que el presidente parece avalar el pago de coimas a políticos.
Esto motivó que en junio la fiscalía denunciara al mandatario por corrupción pasiva, lavado de activos y asociación criminal. Temer fue acusado por el fiscal nacional Rodrigo Janot de haber recibido 38 millones de reales (12,16 millones de dólares) en sobornos de JBS. Al tratarse de un jefe de Estado, el Congreso tenía que levantar la inmunidad de Temer para que éste pueda ser juzgado por el máximo tribunal del país. En junio, el Tribunal Superior Electoral había evitado la anulación del mandato presidencial. Aunque no estaba vinculado con la denuncia de corrupción, el juicio por supuestas irregularidades en la elección de Temer en 2014 (como vicepresidente de Rousseff) era vista como una posible salida del primer mandatario. El caso de Temer está enmarcado en la megacausa Lava Jato, que desató una ola de escándalos en torno a casi toda la clase política brasileña hace tres años. La Justicia acusa a decenas de políticos de haber aceptado sobornos de empresas interesadas en hacer negocios con la petrolera estatal Petrobras. La gran mayoría de estos casos de corrupción se cometieron bajo las presidencias de Lula da Silva (2003/10) y su pupila y sucesora, Dilma Rousseff (2011/15).
En distintos puntos de Brasil, grupos de manifestantes bloquearon autopistas y avenidas con neumáticos encendidos en al menos nueve Estados para exigir la suspensión del presidente. La mayoría de las manifestaciones tuvieron menos de 200 participantes y duraron menos de dos horas. No se informó de arrestos. Los carteles llevaban la leyenda "Fuera Temer".
Para sus opositores, la victoria de Temer en el Congreso no implica una salida a la crisis política. El fiscal general, Rodrigo Janot, ya ha sugerido que presentará más denuncias contra el presidente. Algunos analistas consideran por eso que la inestabilidad política acompañará a Brasil hasta el final del mandato de Temer. Pero ayer Temer hacía saber que ya está trazando la "segunda etapa" de su presidencia provisional. Los portales brasileños anoche ya se ocupaban de esta nueva fase política.
furia. La bancada opositora desplegó carteles contra el presidente.