Washington.- El presidente Barack Obama otorgó ayer al Pentágono nuevos poderes
para controlar los despilfarros en los gastos de la defensa, un cambio que dijo era necesario desde
hacía tiempo. Acompañado de legisladores prominentes, Obama firmó en la Casa Blanca el proyecto de
reforma de adquisición de armas, que fue aprobado por unanimidad en ambas cámaras del Congreso esta
semana.
El presidente dijo que el proyecto reprimirá los programas defensivos con
enormes excesos de costos y aumentará la competencia por los contratos. “Todo centavo que
desperdiciamos en este esfuerzo debido a contratos sin licitación o excesos de costos no sólo es
una afrenta a los contribuyentes sino también a nuestros militares”, afirmó.
Obama dijo que haría todo lo necesario para garantizar la seguridad del pueblo,
pero rechazó la noción de que “tenemos que dessperdiciar miles de millones de dólares para
mantener segura a la nación”. El presidente citó un estudio del gobierno que halló que el año
pasado se gastaron 295.000 millones en dinero de los contribuyentes en excesos de costos en 95
programas para la defensa. “En momentos en que libramos dos guerras y enfrentamos un serio
déficit, esto es inexcusable”, afirmó.
Contra los excesos. Los legisladores aprobaron el proyecto con inusual rapidez para cumplir con
el pedido de Obama de que se lo enviaran antes del feriado del Día de los Caídos en las Guerras, el
lunes 25. El proyecto crea un nuevo cargo de director de evaluación de costos, designado por el
presidente y sujeto a confirmación del Senado. También establece sistemas para hacer frente a los
problemas de costos antes de que se extralimiten.
No hay pronósticos acerca del ahorro que se logrará con el mayor control de las prácticas de
adquisiciones del Pentágono, pero como los excesos de costos multimillonarios son frecuentes, los
legisladores creen que el ahorro podría ser considerable.
Obama ha enfatizado la necesidad de hacer más eficientes las operaciones del Pentágono. El
secretario de Defensa, Robert Gates, ha tomado medidas para reducir el presupuesto militar
acortando compras de armas —incluyendo el avión F-22— que cuestan más de lo que se
anticipaba inicialmente o cuyo desarrollo está retrasado.
Mayor control. El programa también pondría un mayor énfasis en probar nuevas armas antes de que
entren a producción para asegurar que las tecnologías estén lo suficientemente desarrolladas, y
daría a comandantes militares más voz en elaborar los requerimientos para el nuevo armamento.
Los cambios están siendo observados de cerca por los mayores contratistas de defensa del
Pentágono: Lockheed Martin Corp, Boeing Co, Northrop Grumman Corp, General Dynamics Corp y BAE
Systems Plc de Gran Bretaña. l