El futuro equipo económico del gobierno de Dilma Rousseff, encabezado por el ministro de Hacienda Joaquim Levy, tendrá que encarar el difícil desafío de revertir el proceso de deterioro fiscal y reequilibrar las cuentas públicas, afectando a la vez lo menos posible los programas sociales en curso desde hace 12 años. "No creo que sean cosas contradictorias", aseveró el economista Nelson Barbosa, designado para asumir el Ministerio de Planificación en lugar de Miriam Belchior.
En el mismo tono, Levy aseguró que el ajuste fiscal se realizará en favor, y no en contra del proceso de combate a la pobreza: "El equilibrio de la economía se hace para asegurar el avance en el área social que hemos alcanzado", dijo el futuro ministro, quien asumirá el 1º de enero junto con el inicio del segundo mandato de Dilma Rousseff.
Pesimismo. Para algunos expertos, sin embargo, la tarea que espera a la nueva dirección es una "misión casi imposible", ya que la economía necesita una drástica corrección de rumbo para frenar la tendencia de aumento de la inflación y reactivar el crecimiento del país, que este año virtualmente se estancó. "La principal interrogante es qué va a pasar con las cuentas públicas. (Los actuales dirigentes de la economía) han eliminado reglas, y la falta de reglas genera pérdida de credibilidad", afirmó el economista Antonio Luis Licha, de la Universidad Federal de Río de Janeiro. El profesor de la Pontificia Universidad Católica de Río José Marcio Camargo es más pesimista, y no ve posibilidades de una recuperación rápida de la economía brasileña, que cerrará este año con una expansión de entre un 0,3 por ciento EM_DASHsegún el Fondo Monetario InternacionalEM_DASH y un 0,9 por ciento según el gobierno. Según Camargo, en 2015 EM_DASHel primer año del segundo mandato de RousseffEM_DASH todo apunta hacia una recesión: "La recaudación bajará, y el ajuste requerirá de aumento de impuestos y recorte de gastos. No hay otra salida". "Será muy difícil resolver el problema fiscal en 2015. El déficit en cuenta corriente (de la balanza de pagos externa) es un problema complicado, la situación internacional no es favorable. Además, el crecimiento de Estados Unidos elevará la tasa de interés y los precios de las commodities están a la baja", argumentó.
El economista opinó además que el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras actualmente investigado por la Justicia en Brasil y Estados Unidos, se reflejará en "una caída brutal de las inversiones en el país", lo que contribuirá a agudizar el escenario negativo.
Durante su campaña por la reelección, concretada el 26 de octubre pasado por un margen de 3 por ciento, Rousseff descartó tajantemente la posibilidad de un drástico ajuste fiscal, y aseguró que sería innecesario. No obstante, admitió la necesidad de corregir el rumbo de la política económica actual, basada en incentivos fiscales a sectores productivos y al consumo y cuyo principal éxito ha sido mantener la tasa de desempleo en un mínimo histórico del 5 por ciento pese a la crisis financiera internacional. Pero la receta contracíclica adoptada por Brasil desde el estallido de la crisis en 2008 parece haber perdido su poder, y en los últimos meses el país acumuló resultados negativos.
Los problemas obligaron Rousseff a elevar al Congreso un proyecto que, en la práctica, exime el gobierno de cumplir la meta de lograr en 2014 un superávit primario del 1,9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), para reducir el peso de la deuda pública, cercana al 40 por ciento del PIB. La propuesta fue presentada después de que el país acumulara un déficit primario de 15.300 millones de reales (0,42 por ciento del PIB) entre enero y septiembre, lo que anuló las posibilidades de cumplir la meta fijada por el propio gobierno.
Además, Brasil acumuló entre enero y octubre un déficit externo de 70.700 millones de dólares, lo que indica la posibilidad de que sea superada a fines de diciembre la previsión de un resultado negativo de 80.000 millones de dólares.
Cuentas públicas. Los problemas en las cuentas públicas todavía no se han reflejado en la vida de los brasileños, salvo por el aumento de la inflación, que se mantiene sobre el 6,5 por ciento anual EM_DASHque es el techo de la meta fijada por el Banco CentralEM_DASH, pese al freno al aumento de las tarifas administradas por el gobierno. No obstante, sí generan preocupación en el mercado, lo que, según los analistas, fue la principal razón que llevó Rousseff a ignorar las presiones de su Partido de los Trabajadores (PT) y nombrar a Levy, apuntado como un "economista ortodoxo", cuyas concepciones son más cercanas a las del adversario de la mandataria en las últimas urnas, el centrista Aécio Neves.
"La elección emite un mensaje fuerte al mercado financiero y a los empresarios: la presidenta Dilma cambiará en su segundo mandato. Habrá un equipo económico más calificado, más técnico y menos sujeto a presiones del Palacio (presidencial) del Planalto", resumió el comentarista político Kennedy Alencar, de la red radial CBN.