En plena campaña electoral en Alemania en la que la canciller Angela Merkel es favorita para ganar el domingo un tercer mandato, el lado oscuro del considerado como el milagro económico alemán vuelve a salir a la luz para dejar patente que no es oro todo lo que reluce en la mayor economía de Europa. El "niño enfermo de Europa" fue curado con un medicamento con fuertes efectos secundarios.
Las "excelentes" cifras económicas de la llamada locomotora europea a las que una y otra vez hace mención la canciller Angela Merkel, como una tasa de desempleo de un 6,7 por ciento, la más baja desde la reunificación alemana, esconden otras menos conocidas.
Alemania, el país que ha conseguido mantenerse a flote (registró un superávit de 8.500 millones de euros en el primer semestre) mientras sus vecinos europeos se ahogaban en un mar de deudas y malas decisiones, es también el país donde siete millones de personas tienen un miniempleo, 6,1 millones son receptores de ayuda social, en torno a 900.000 tienen un trabajo temporal y ocho millones de trabajadores apenas pueden vivir de su sueldo. Alemania está poblada por 81,7 millones de habitantes. "Trabajo para todos debe ser siempre nuestro objetivo", aseguró la mandataria alemana durante su intervención en un programa de la televisión pública, en el que Merkel contestó a las preguntas de los presentes. "¿Trabajo a cualquier precio?", le preguntaron desde el público. "No, claro que no debe ser trabajo a cualquier precio. Las personas que trabajan jornada completa deben poder vivir de sus salarios", aseguró. Sin embargo, el sueño está lejos de cumplirse. Según un estudio del Instituto de Trabajo y Cualificación (IAQ), existen ocho millones de personas en Alemania con un salario bajo, de las cuales más de un millón reciben menos de cinco euros brutos a la hora.
Millonaria asistencia. Cada año, el Estado alemán destina cerca de 11.000 millones de euros para subvencionar a trabajadores que no pueden vivir de sus sueldos.
Desde hace años, en torno a 1,3 millón de trabajadores tienen salarios inferiores a la ayuda social alemana, conocida como Hartz IV. Entre ellos, unos 300.000 tienen un contrato de jornada completa y un cuarto trabajan más de 50 horas a la semana. Estas cifras han dado lugar a una nueva clase: "The working poor" (los trabajadores pobres).
"Hace diez años éramos el niño enfermo de Europa", recordó la semana pasada Merkel sobre los beneficios de las reformas emprendidas por el Partido Socialdemócrata (SPD) en su famosa Agenda 2010, en un momento donde los elevados costos laborales estaban empujando a las grandes empresas a irse a otros países. "Bajos costos para aumentar la competitividad", resumen desde la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria de Alemania (DIHK).
Abuso de contratos. Pero la Agenda 2010 tuvo también fuertes efectos secundarios en el mercado laboral. "Soy trabajador temporal de una fábrica en las proximidades de Leipzig desde hace diez años. ¿Qué piensa hacer para controlar el abuso de los contratos temporales?", le preguntó un joven del este de Alemania a Merkel. "¿Diez años? ¿Sin ningún tipo de pausa entre medias?", se sorprendió Merkel. "Es un caso extremo. Nunca había escuchado algo similar y me gustaría ocuparme de su caso", afirmó. "No puede ser que alguien esté diez años así", agregó indignada. La realidad es que ese caso no es un hecho aislado. En 2012, un total de 820.000 personas tenían un contrato temporal en Alemania. Mientras, hace diez años, antes del inicio del considerado como "milagro alemán", eran sólo 310.000.
De acuerdo con un estudio del Instituto Alemán de Economía (DIW), en 2011 cerca de un 15 por ciento del total de trabajadores temporales llevaban más de un año trabajando en el mismo puesto. Además, sólo la mitad de los nuevos contratos temporales eran realmente nuevos puestos de trabajo, la otra mitad reemplazó puestos fijos, de acuerdo a un estudio de la Agencia Federal de Empleo de Alemania. La declaración de Merkel desató las críticas del SPD y de Los Verdes, que la acusaron de vivir al margen de la realidad. "El desconocimiento de Merkel sobre la realidad laboral del país es alarmante", dijo el vicepresidente del sindicato de la metalurgia IG-Metall, Detlef Wetzel.
Orgullo. Los miniempleos, de un máximo de 450 euros, los trabajadores temporales o los trabajadores de media jornada entran así dentro de las exitosas listas de empleo de Alemania y se alzan como supuestos beneficiarios del medicamento Agenda 2010. "Es difícil establecer cuánto mejor le va al país desde que se emprendieron las reformas hace diez años. Sólo una cosa es segura y es que Alemania es diferente, pero ¿esa es razón suficiente para estar orgullosos?", escribió recientemente el semanario alemán Die Zeit sobre el milagro alemán.