La lucha para evitar una inminente parálisis del gobierno de Estados Unidos se trasladó ayer al Senado, donde la oposición demócrata, enfurecida por el colapso de las negociaciones sobre inmigración, prometió bloquear un proyecto de ley de financiamiento provisional. Con el gobierno federal listo para quedarse sin dinero hoy a la medianoche, en la víspera del primer aniversario de la toma de posesión del presidente Donald Trump, el Senado tiene apenas unas horas para pronunciarse sobre el texto.
La Cámara de Representantes (Diputados) votó el jueves por la noche una extensión de cuatro semanas del presupuesto, hasta el 16 de febrero, por 230 votos contra 197. Pero las perspectivas parecen sombrías en el Senado, donde los demócratas, ansiosos por aprovechar los acuerdos presupuestarios para resolver el tema migratorio, tenían la intención de derribarlo. "La ley de presupuesto del gobierno fue aprobada el jueves en la Cámara de Representantes. Ahora se necesita a los demócratas para que se apruebe en el Senado —pero ellos quieren inmigración ilegal y fronteras débiles", tuiteó Trump ayer, que debió suspender un viaje a Miami ante la posibilidad de una parálisis de su Ejecutivo. "¿Va a haber un shutdown?", se preguntó, haciendo referencia al cierre de gran numero de agencias federales en caso de que el proyecto de presupuesto no reciba la luz verde del Senado.
Parálisis de la burocracia
Se trataría del primer "shutdown" (cierre del gobierno) desde octubre de 2013, cuando 800.000 funcionarios del gobierno demócrata de Barack Obama se encontraron en paro técnico durante más de dos semanas. "Necesitamos más victorias republicanas en 2018", especialmente en las elecciones de mitad de mandato previstas para noviembre próximo, concluyó Trump.
La Casa Blanca acusó ayer a los demócratas que querer un "shutdown" para dañar al presidente estadounidense, Donald Trump. El director de Presupuestos de la Casa Blanca, el republicano Mick Mulvaney, dijo que los demócratas no tienen razón alguna para votar en contra de la ley que prorrogaría los presupuestos cuatro semanas más. "No están en contra de nada de lo que hay en esa ley y sin embargo están en contra de esa ley". Los demócratas quieren un "shutdown" porque creen que así responsabilizarán de ello a Trump, dijo.
El jefe de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo que si no se llega a un acuerdo para las cero de hoy, debería haber una medida de financiamiento a más corto plazo que "le daría al presidente unos días para sentarse a la mesa". Mitch McConnell, líder republicano de la mayoría en el Senado, dijo que el proyecto de ley de la Cámara prevé cuatro semanas de financiación, suficientes para permitir que las conversaciones continúen "sin echar al gobierno al caos sin ninguna razón". Schumer quiere "retener a todo el país como rehén", dijo McConnell. Para Schumer, sin embargo, McConnell "busca desviar la culpa, pero simplemente no funcionará".
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, llamó a Schumer a evitar un cierre del gobierno, diciendo: "Es arriesgado. Es imprudente. Y está mal". Trump comenzó el jueves a sumarse al caos que se apodera de Washington, sopesando las intensas maniobras republicanas destinadas a evitar una debacle de financiamiento, que sería políticamente embarazosa.
La mayor parte del gobierno federal, incluida la mayoría de sus trabajadores civiles, se financia a través de un presupuesto anual que debe ser aprobado por el Congreso. Cuando el gobierno federal se queda sin fondos porque el Congreso no aprueba esas cuentas, envía a casa a los empleados no esenciales al no poder pagar sus nóminas. Sin empleados y sin fondos, amplios sectores de la administración federal no pueden funcionar. Se estima que un "shutdown" afectaría a unos 800.000 trabajadores. Oficinas centrales como la Casa Blanca, el Congreso, el Departamento de Estado y el Pentágono permanecerán operacionales, aunque con sus plantas reducidas. Los militares deberán presentarse a trabajar, pero la tropa —incluyendo la que está en áreas de combate— muy posiblemente no cobrará por esos días. El juego de distribución de culpas ya ha comenzado, y cada partido señala a sus adversarios por el fracaso en conseguir un acuerdo.
Parques y monumentos que requieren la presencia de trabajadores, como las zonas de acampada, cerrarán. Ante la reducción de trabajadores, la recaudación y la devolución de impuestos se ralentiza. También lo hace la emisión de pasaportes y visados, entre otros servicios.
"Monedas de cambio"
En diciembre, el Congreso ya se encontró en esta misma situación y a último minuto los dos partidos hilvanaron un frágil acuerdo para extender el presupuesto hasta el 20 de enero. Pero para un nuevo acuerdo —temporario o permanente— los demócratas insisten en que la normativa incluya una solución para centenas de miles de inmigrantes que llegaron al país siendo niños y regularizaron su situación mediante el programa DACA, suspendido por Trump en septiembre pasado.
En la mañana de ayer, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, recurrió a Twitter para acusar a los demócratas de "tomar como rehenes un presupuesto para el gobierno y un presupuesto para nuestras tropas". Los demócratas "están tratando a nuestros hombres y mujeres en uniforme como monedas de cambio", apuntó.
Hace un par de semanas, las negociaciones entre senadores republicanos y demócratas parecían encaminadas a un acuerdo, pero una reunión en la Casa Blanca echó todos los esfuerzos por la borda. En esa reunión, Trump estaba rodeado y asesorado por legisladores opuestos a cualquier acuerdo para los inmigrantes y además el propio presidente causó un escándalo al hacer comentarios sobre los "países de mierda" de los que vienen estas personas.