El chavismo, que sigue controlando la maquinaria del Estado venezolano, activó una fórmula para desarmar los planes del líder opositor Juan Guaidó. A través de la Asamblea Constituyente (ANC), el Parlamento oficialista conformado en 2017 en medio del rechazo de la oposición y sin reconocimiento internacional, resolvió levantarle la inmunidad parlamentaria de Guaidó, colocando al opositor bajo la amenaza de cárcel y acrecentando la tensión política en el país sudamericano.
El régimen de Nicolás Maduro, que hasta ahora se había limitado a imponerle algunas sanciones, acorralar a su entorno y a lanzar advertencias, puso en marcha un expediente judicial que permita encarcelar al jefe de la Asamblea Nacional, reconocido como presidente interino por casi 60 gobiernos de del mundo, entre ellos el de Estados Unidos. El camino es la aprobación de un decreto que permite seguir con una investigación que desemboque en un juicio contra Guaidó.
El desafío que Guaidó lanzó hace dos meses y medio a Maduro, intentado forzar la salida del mandatario venezolano del poder y convocar a unas elecciones libre, se encuentra ahora en su momento más crítico.
La Unión Europea criticó ayer la retirada de la inmunidad parlamentaria a Guaidó y amenazó a Caracas con "medidas apropiadas" en respuesta.
"Esta decisión constituye una violación grave de la Constitución venezolana, así como el Estado de Derecho y la separación de poderes", reza el borrador de declaración de la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Federica Mogherini.
Nunca antes Guaidó había estado tan cerca de ser arrestado como el pasado 13 de enero, tres días después de haber jurado como presidente "encargado". Entonces fue detenido por sorpresa por un grupo de agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en una autopista capitalina. Los responsables de esa operación fueron apresados por órdenes del mismo Maduro, ya que actuaron sin permiso, y ahora el confuso episodio es rememorado por el dirigente opositor como una debilidad del oficialismo. Sin embargo, Guaidó no descarta su detención, aunque advierte que su "secuestro" puede desatar una reacción desfavorable para el oficialismo.
"Si el régimen se atreve a secuestrarme, la orden para el pueblo de Venezuela es seguir movilizados en las calles hasta el cese de la usurpación", dijo. "Señores de la Fuerza Armada Nacional, permitir mi secuestro es ponerse en contra de la República", expresó, en una apelación a los militares tras conocer la votación de la Constituyente.
El mensaje es parecido a los que lanzó antes del 4 de marzo, cuando llegó al aeropuerto de Maiquetía tras emprender una gira por varios países sudamericanos pese a tener prohibida la salida del país. Ya entonces el sector más intransigente del chavismo reclamaba su detención. Prevaleció finalmente la tesis de los dirigentes que preferían esperar y evitar una nueva escalada. A los cálculos sobre su arresto se sumaban también los temores a una reacción de la Administración de Donald Trump. Pero tras pasar por los cauces del aparato oficialista el escenario puede cambiar, a pesar de que Guaidó y sus seguidores consideren ilegítimo ese mecanismo.
Para revocar la inmunidad parlamentaria se requiere de la aprobación de la Asamblea Nacional, único poder en oposición al régimen y declarado en desacato por el Tribunal Supremo.
Pero el chavismo ha diseñado sus propias reglas y suplantado al Legislativo por la Constituyente. Maduro ha desencadenado una guerra sin cuartel contra el Congreso desde que es controlado por la oposición, en diciembre de 2015.
Otros adversarios del líder chavista han sufrido los dictámenes de los poderes alineados con Maduro. Luisa Ortega Díaz fue destituida por la Constituyente como fiscal general de Venezuela en agosto de 2017, unos meses después de rebelarse al gobierno por ejercer una descomunal represión contra manifestaciones opositoras. Su salida fue el exilio.
El régimen controla los cuerpos policiales, los militares y hasta grupos parapoliciales conocidos como colectivos. Guaidó apela a un despertar de la cúpula castrense para provocar un gobierno de transición. Hasta ahora sus llamamientos al alto mando no resultaron.
"El Puma" Rodríguez quiere candidatearse
"El Puma" José Luis Rodríguez, que prepara su primera gira tras un doble trasplante de pulmón, manifestó su interés de aspirar a la presidencia de Venezuela cuando se convoquen elecciones libres. En una entrevista con CNN en Español, el afamado cantante venezolano afirmó que "hay una posibilidad abierta, pero muy grande" de aspirar a la presidencia del país sudamericano. Acotó que su eventual candidatura en todo caso se presentaría en una etapa "Post Guaidó", en alusión al líder opositor.