por lula. Fernando Haddad durante un acto en Recife. Encara la última semana de campaña en ascenso y con la esperanza de igualar a Bolsonaro.
por lula. Fernando Haddad durante un acto en Recife. Encara la última semana de campaña en ascenso y con la esperanza de igualar a Bolsonaro.
Brasil entra en la última semana antes de la primera vuelta electoral con una confirmación del avance del candidato del PT, Fernando Haddad. El sustituto del encarcelado Lula da Silva superó el 25 por ciento y quedó a sólo tres puntos del derechista Jair Bolsonaro, según el sondeo nacional conocido ayer. Por primera vez, Bolsonaro (PSL) y Haddad (PT) aparecen "técnicamente empatados", conforme al sondeo el instituto MDA para la CNT (Confederación Nacional del Transporte). El sondeo divulgado ayer muestra a Bolsonaro con el 28,2 por ciento de intenciones de voto y Haddad con el 25,2 por ciento. Como el margen de error es de 2,2 por ciento, Bolsonaro puede tener entre el 26 por ciento y el 30,4 por ciento y Haddad entre el 23 por ciento y el 27,4 por ciento.
Más allá de estos porcentajes, lo que cuenta es la tendencia alcista de Haddad, quien desde que fue designado oficialmente candidato del PT pasó del 9 por ciento a entre 22 y 25 por ciento, según el sondeo que se consulte. Las proyecciones para la segunda vuelta del 28 de octubre indican que el izquierdista se impondría al ultraderechista Bolsonaro, porque este tiene un altísimo nivel de rechazos en los sondeos.
Por detrás de los dos candidatos de derecha e izquierda, se sitúan el centroizquierdista Ciro Gomes, con 9,4 por ciento; el centrista Geraldo Alckmin (PSDB) con 7,3 por ciento y Marina Silva (Rede), con apenas 2,6 por ciento. Continúan con porcentajes de 2 por ciento o menos otros ocho postulantes. La encuesta de la CNT, una de las tres más reconocidas en Brasil, se realizó entre 2002 consultados entre los días 27 y 28 de septiembre en 137 municipios de 25 unidades de Brasil. Como indica la ley electoral brasileña, el estudio fue inscripto en el TSE (Tribunal Superior Electoral). En la anterior encuesta MDA/CNT, del 17 de septiembre, Bolsonaro aparecía en primer lugar, con el 28,2 por ciento de las intenciones, seguido por Haddad, con el 17,6 por ciento. Mientras el derechista se mantuvo en el mismo nivel, Haddad ganó casi 8 por ciento.
Un aspecto que destaca la anomalía de estas elecciones brasileñas es que ninguno de los dos punteros supera el 30 por ciento de preferencias a apenas una semana de ir a las urnas. En el pasado, a estas alturas del proceso electoral, los dos primeros solían superar el 35 o 40 por ciento de preferencias, en especial el que iba primero. Así pasó en los años 90 con Fernando Herique Cardoso y en los 2000 con Lula, e incluso Dilma Roussef. Esta vez será muy diferente.
Haddad realizó un ascenso fulgurante, dado que su candidatura solo fue oficializada el 11 de septiembre, después de la invalidación de la de Lula. Su campaña se basa en la idea de que "Haddad es Lula" y recuerda que durante la presidencia de su mentor (2003-2010), 30 millones de personas salieron de la pobreza gracias a programas sociales y a una economía dinamizada por los altos precios internacionales de los productos primarios que exporta Brasil.
Pero Haddad debe enfrentar el recuerdo de Dilma Rousseff (2011-2016) —cuya legitimidad emanaba igualmente de la bendición de Lula—, destituida por el Congreso bajo la acusación de manipular las cuentas públicas. No es impopular por esta acusación, sino por lo mal que empezó a funcionar la economía con ella. A partir de 2013, se multiplicaron las protestas estudiantiles, en rechazo a las obras públicas que impulsó Dilma para el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos, percibidas como un malgasto de fondos públicos. El caso Lava Jato y la multiplicación de políticos y empresarios presos y condenados confirmó a gran escala las sospechas de la ciudadanía y esto creó el actual clima de descreimiento en los partidos tradicionales, como el PSDB del ex presidente Fernando Hernique Cardoso, cuyo candidato, el paulista Alckmin, apenas supera el 7 por ciento. Haddad, a diferencia de Bolsonaro, también debe hacer frente a esa indignación provocada por los sobornos generalizados durante los gobiernos del PT.
Bolsonaro se afianzó en las encuestas después de haber recibido una puñalada en un mitin callejero el 6 de septiembre. El ex capitán derechista fue dado de alta el sábado. Pero genera un fuerte rechazo por sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas, así como por la justificación de los asesinatos y torturas durante la dictadura militar (1964-85). El sábado, cientos de miles de mujeres se movilizaron en todo el país, al grito de "Ele Nao" (El No). Tal vez por esto su techo no se ha movido del 28 por ciento.
Así, se perfila un duelo entre las dos figuras más populares y a la vez más detestadas: Bolsonaro, con un rechazo de 46 por ciento, y Haddad, que heredó de Lula un rechazo de 32 por ciento. Según las proyecciones para segunda vuelta, Haddad debería imponerse a Bolsonaro por 45 por ciento a 39 por ciento.
Pero más allá del resultado, lo que quedará en pie es una sociedad muy polarizada y dividida como pocas veces, en dos bloques políticos enfrentados. Bolsonaro con seguridad sería un presidente con minoría en el Congreso, dado lo exiguo de su coalición. Pero también es posible que Haddad, que se presenta con una coalición mucho más acotada que el PT en elecciones anteriores, también quede en minoría. Es que el domingo próximo se renuevan dos tercios del Senado y toda la cámara de Diputados, además de los 27 gobernadores.
Fuerte división de género en el voto
En los últimos 24 años, hombres y mujeres nunca votaron de forma tan diferente como ahora en Brasil. Según la última encuesta de Ibope, Jair Bolsonaro recibe 36% de intenciones de voto entre los hombres y 18% entre las mujeres. Es decir, el doble de apoyo en el electorado masculino. Y de cada tres de sus electores, sólo una es mujer (66% contra 33%). En los 24 años anteriores, las mayores discrepancias por género ocurrieron en 1994 y 2002, cuando el electorado de Lula da Silva llegó a ser 55% masculina y 45% femenina. Los datos sugen del diario O Estado de Sao Paulo.