El candidato a la presidencia del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), Fernando Haddad, descartó enfáticamente ayer la posibilidad de otorgar un indulto al encarcelado ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, su mentor político, si gana las elecciones de octubre. "No al indulto", dijo en declaraciones a la radio CBN y al sitio G1 sobre la posibilidad de conceder una medida favorable al líder de la izquierda, quien purga actualmente más de 12 años de cárcel por corrupción y lavado de dinero. "Lula no va a abandonar la defensa de su inocencia. El es el primero en decir «no quiero favores, quiero que los tribunales brasileños y los foros internacionales reconozcan que fui víctima de un error judicial»", consideró Haddad.
Además de negar el indulto, el candidato petista también rechazó la posibilidad de que Lula, ya en libertad, pudiera convertirse en ministro de su gobierno. Agregó que no obstante estar preso el líder obrero será un importante consejero de su gobierno si resulta electo. Ya el lunes, Haddad se había referido negativamente a la cuestión de un posible indulto, argumentando que no era intención de Lula de entregar su "dignidad" a cambio de la "libertad", como señaló la revista Veja.
El ex alcalde de San Pablo afirmó el lunes, tras visitar a Lula en la cárcel de Curitiba, que el ex presidente "es un interlocutor permanente de todos los dirigentes del partido y nunca dejará de serlo". "Lula estará con nosotros permanentemente, no hay ninguna dificultad en admitir eso", enfatizó, concordando con la visión transmitida más temprano por la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, quien había indicado al diario Valor que Lula tendría "un papel importante" en un gobierno del PT. Se trató de la primera visita de Haddad a la cárcel de Curitiba después de ser ungido candidato del PT por Lula, quien purga 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero. Haddad, de 55 años, fue nombrado la semana pasada como candidato del PT luego de que la postulación de Lula fuera invalidada por la justicia electoral. "Yo como ciudadano voy a mantenerme en la campaña por la libertad del ex presidente Lula", señaló el ex alcalde paulista. El propio Lula apoyó luego desde la cárcel la nominación de Haddad, como su sustituto en la candidatura del PT.
Haddad registra una intención de voto del 17,6 por ciento para la primera vuelta del 7 de octubre, detrás del ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), con 28,2 por ciento, según una encuesta del instituto MDA. Bolsonaro, que se recupera en un hospital de una herida en el abdomen tras ser acuchillado durante un mitin, se benefició de la exclusión de Lula y del desencanto de los electores por la crisis institucional y los numerosos escándalos de corrupción de los últimos años. El ex militar de 63 años es calificado como el "Donald Trump brasileño" por su agresivo discurso nacionalista, sus comentarios homófobos y sexistas, y su defensa de la dictadura.
Presiones
Haddad se distanció de otro dirigente del PT, Fernando Pimentel, gobernador de Minas Gerais (sudeste), quien se dijo "seguro de que, si es electo, Haddad firmará en el primer día de su gobierno un indulto para Lula". "Puede que (Pimentel) tenga el deseo de que eso suceda, pero ocurre que nunca conversé con él sobre eso ni con nadie del PT", afirmó. "Es el presidente" quien tiene la prerrogativa de analizar la posibilidad de un indulto, y no un dirigente del PT, afirmó Haddad. También Bolsonaro sostuvo que la victoria de su contrincante del PT terminaría en la libertad de Lula.
Lula fue condenado como propietario de un departamento en el litoral paulista, ofrecido por una gran constructora a cambio de su mediación para obtener contratos en Petrobras. Pero el ex mandatario (2003-20109, objeto de otros cinco procesos, se declara inocente en todas las causas, y denuncia un acoso judicial y mediático para impedir que el PT vuelva al poder.
Las presidenciales del 7 de octubre (la previsible segunda vuelta se celebrará tres semanas después) son las más inciertas en décadas en el gigante sudamericano, justo cuando el país se recupera de una grave crisis económica.