París. — Los principales fabricantes de automóviles europeos y japoneses advirtieron sobre un sombrío 2009, ante el aumento de signos de que la profunda crisis que afronta el sector va mucho más allá de la industria en Estados Unidos.
París. — Los principales fabricantes de automóviles europeos y japoneses advirtieron sobre un sombrío 2009, ante el aumento de signos de que la profunda crisis que afronta el sector va mucho más allá de la industria en Estados Unidos.
Los jefes de Renault-Nissan y Fiat indicaron que el mercado automovilístico caería más el año próximo, tras los pronunciados descensos de ventas de los "tres grandes" de Estados Unidos (ver página 29). El mayor fabricante de automóviles del mundo, Toyota, se dispone a presentar unas pérdidas de unos 100.000 millones de yenes (1.110 millones de dólares) entre octubre y marzo, según medios japoneses, y se prevé que recorte su previsión de ganancias de nuevo.
El fabricante de gama alta alemán BMW, que también vende los autos Mini y Rolls-Royce, está destinando ayuda financiera a su red de concesionarios por 100 millones de euros.
El sector automotriz también podría afrontar nuevas presiones si este miércoles los ministros de la Opep acuerdan, como está previsto, recortar fuertemente la producción de petróleo, y consiguen frenar el descenso de los precios, quehan entrado en picada desde mediados de año. Una nueva escalada de los precios del crudo supondría más miserias para el sector automotriz a nivel mundial, que emplea a 50 millones de personas directa e indirectamente.
"No veo una salida rápida a la crisis en la industria del automóvil", advirtió en París Carlos Ghosn, consejero delegado de Renault y de su aliado japonés Nissan. "Aún no hemos tocado fondo", añadió. Ghosn declaró que la crisis es sobre todo financiera y que el sector dependía mucho de los créditos al comsumidor. "Si los mercados financieros continúan como están todos nosotros tendremos problemas", declaró, recordando que los fabricantes necesitaban financiación a tipos de interés "razonables", del 4 ó 5 por ciento. En Europa, como en Japón y EEUU, el público está habituado a comprar su auto a crédito, generalmente a varios años. La crisis de Wall Street ha "secado" literalmente el crédito al consumo, golpeando de manera especialmente dura al sector automotor. Mientras otros bienes, como electrodomésticos, tienen precios de algunos cientos de dólares, y eventualmente logran cobertura de las tarjetas de crédito. Pero un auto, cuyo valor supera ampliamente los 10 o 20 mil dólares resulta más difícil de financiar. Asimismo, ante la crisis, es el primer gasto que los consumidores suprimen, quedándose con su auto anterior hasta que se estabilice el panorama.
Sarkozy promete ayuda. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, convocó a Ghosn y Christian Streiff de Peugeot- Citroen, a un a reunión mañana, tras prometer ayudar al sector si este se compromete a no transferir empleos fuera del país. Renault, Peugeot-Citroen y el fabricante de autopartes Faurecia están eliminando miles de empleos en Francia.
Ghosn dijo que las autoridades comprendían la seriedad de la situación y preveían adoptar acciones concretas en las próximas semanas. Pero "el Estado debe aportar más liquidez. Ya hemos cortado nuestros planes de inversión para 2009", declaró el ejecutivo.
La asociación de fabricantes de coches de Europa, que presidirá Ghosn en 2009, la ACEA, ha pedido 40.000 millones de euros en ayudas europeas.
Volkswagen y Toyota. En Alemania no son más optimistas que en Francia. La crisis mundial en el sector automotriz producirá un drástico retroceso en las ventas de vehículos de entre un 20 y un 25 por ciento en promedio, pronosticó el presidente del constructor alemán Volkswagen, Martin Winterkorn. Aseguró que Volkswagen no se verá afectado por tan drástico proceso, aunque admitió que la caída será del 10 al 12 por ciento.
Toyota, el mayor fabricante de autos de Japón, deberá reducir de nuevo su pronóstico de ganancias para el segundo semestre del actual ejercicio fiscal, que finaliza en marzo de 2009. Entre octubre y marzo se podría registrar una pérdida operativa de unos 100.000 millones de yenes (1.100 millones de dólares), debido a una caída aún mayor de las ventas globales así como a la continua fortaleza del yen respecto del dólar. A comienzos de noviembre, Toyota ya había reducido su previsión de beneficios para la segunda mitad del año.