El asediado presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, anunció ayer una tregua y la reanudación de las conversaciones con la oposición, al día siguiente de una jornada de violentos enfrentamientos que dejaron al menos 26 muertos y más de mil heridos. Tras un encuentro con los tres líderes de la oposición, "las partes declararon una tregua y la reanudación del diálogo para detener el derramamiento de sangre y estabilizar la situación", indicó el presidente. El comunicado oficial no dio detalles de lo que implicaría una tregua o cómo implementaría.
Previamente ayer, Yanukovich echó al jefe de las fuerzas armadas, y el ejército anunció un operativo antiterrorista en todo el país.
Europa alza su voz. También se anunció durante la tensa jornada una reunión de emergencia para hoy en Bruselas, donde los ministros de la Unión Europea (UE) dijeron que considerarían sanciones contra los responsables por la violencia en Ucrania. Más temprano ayer, el ministro de Defensa en Kiev afirmó que las fuerzas armadas participarían en una operación antiterrorista organizada por los servicios de seguridad del Estado.
Líderes europeos condenaron lo que calificaron como "uso injustificado de la fuerza por parte de las autoridades ucranianas" y dijeron que están preparando sanciones contra los responsables de la represión. Funcionarios de la UE dijeron que Yanukovich no estaría en la lista de sanciones para mantener abiertos los canales de diálogo. Los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Francia y Polonia lo visitarán hoy, horas antes de una reunión de emergencia del bloque para tomar decisiones.
A su vez, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó ayer desde México la violencia en Ucrania de la que consideró como "principal responsable" al gobierno de Yanukovich, y advirtió a Kiev de que habrá "consecuencias" si no se controla la situación. "Consideramos al gobierno de Ucrania el principal responsable de garantizar que trata de una forma apropiada a los manifestantes pacíficos", dijo Obama en breves declaraciones al reunirse con su par mexicano, Enrique Peña Nieto, en la ciudad mexicana de Toluca, donde ayer se celebró la Cumbre de Líderes de América del Norte.
Los manifestantes han ocupado el centro de Kiev por casi tres meses desde que Yanukovich rechazó un acuerdo comercial con la UE y aceptó un plan de rescate de Rusia por 15.000 millones de dólares. La nación de 46 millones de habitantes, con una economía en crisis y una corrupción endémica, ha pasado a ser objeto de una lucha geopolítica entre Moscú y Occidente, representada en los enfrentamientos de la Plaza de la Independencia de Kiev.
El portavoz del presidente ruso insistió en que el Kremlin se ha aferrado a la no intervención en Ucrania. Vladimir Putin y Yanukovich hablaron por teléfono ayer y calificaron los eventos como un intento de golpe de Estado. Moscú anunció el lunes la reanudación de la ayuda a Kiev, que había estado interrumpida, al inyectar 2.000 millones de dólares en efectivo horas antes de que comenzara la represión.
Batalla campal. Después de una noche de bombas molotov y disparos en la Plaza de la Independencia, humo negro se elevaba desde un edificio sindical quemado que los organizadores de las protestas habían utilizado como cuartel. Las fuerzas de seguridad ocuparon un tercio de la plaza —la parte que se encuentra cerca de las oficinas del gobierno y el Parlamento— mientras los manifestantes buscaban reforzar sus defensas en el sector llamado "Euro-Maidan".
Yanukovich dijo que se había abstenido de recurrir a la fuerza desde el comienzo de los disturbios, pero que estaba siendo presionado por sus asesores a adoptar una línea más dura. "Sin ningún mandato del pueblo, ilegalmente y violando la Constitución de Ucrania, estos políticos —si se puede usar ese término— han recurrido a la matanza, a los provocar incendios y a los asesinatos para tratar de tomar el poder", dijo el presidente, que declaró para hoy día de luto por los muertos.
La mayoría de los habitantes del oeste del país de 46 millones de habitantes habla ucraniano y es opositora a Yanukovich, quien en cambio cuenta con un vasto apoyo en el sur y este de la nación, donde predominan las personas que hablan ruso y que quieren vínculos estrechos con Moscú.
El Ministerio de Salud dijo que 26 personas murieron en la capital, de las cuales 10 eran policías. Unos 263 manifestantes fueron atendidos por heridas.