Washington. — De “compañeros y amigos” calificó recientemente el
presidente estadounidense, Barack Obama, a los rusos. Los dos países trabajan intensamente en
mejorar su relación, que no querían ver bloqueada por un affaire de espionaje. Por eso, en un
tiempo récord realizaron una obra maestra diplomática. Hace sólo dos semanas, Obama y su homólogo
ruso, Dmitri Medvedev, se sentaban en un puesto de comida rápida cerca de Washington y saludaban
entre hamburguesas, papas fritas y coca cola el nuevo buen ambiente gestado entre ambos países.
Unos días después, el FBI destapaba una red de agentes y detenía a diez
espías rusos. De haberse seguido el patrón tan conocido de la historia de las dos naciones, el
affaire habría bloqueado el deshielo en las relaciones bilaterales; pero en lugar de ello,
transformaron el problemático caso en un cierre de filas diplomático. Sólo once días necesitaron
Washington y Moscú para poner en escena el primer intercambio de agentes desde la Guerra Fría. Lo
que entonces duraba años y se convertía en un acto de fuerza diplomática, pareció ahora un acto sin
fricciones orquestado en conjunto por “socios y amigos”, como Obama calificó sus
relaciones durante el encuentro con Medvedev.
Diplomáticos de alto rango solucionaron la crisis en tiempo récord: sólo
unos días permanecieron los agentes rusos en prisión. Del tribunal en Nueva York donde se
declararon culpables en una sesión perfectamente preparada de antemano, partieron el jueves
directamente hacia el aeropuerto. Casi al mismo tiempo cuatro hombres presos en Rusia se sentaban
en un avión para volar hacia el oeste. Y poco después los gobiernos confirmaron que la operación de
intercambio de agentes estaba en marcha. Una perfecta escenificación. El hecho de que sea posible
una acción conjunta tan espectacular por parte de los que una vez fueron enemigos irreconciliables
“subraya una nueva era en las relaciones”, dijo el New York Times. También Rusia se
deshizo en alabanzas sobre la cooperación, que muestra el “nuevo espíritu de las relaciones
ruso estadounidenses y el alto nivel de entendimiento mutuo entre los presidentes de ambos
países”, se dijo casi con exaltación desde el Kremlin. .