Los 35 diplomáticos rusos que acusados por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el FBI, la CIA y otras agencias federales de ser espías y expulsados por el masivo hackeo de e-mails que sufrió del Partido Demócrata durante la campaña presidencial ya abandonaron el país. El presidente ruso Vladimir Putin hizo saber que no tomaría represalias. La infiltración de e-mails durante la campaña perjudicó a los demócratas y a la candidata Hillary Clinton, lo que produjo un daño severo a las chances de este partido y benefició a Donald Trump. Este, quien se negó sistemáticamente durante la campaña a criticar o condenar a Putin, llenó de elogios al presidente ruso por su actitud de no expulsar diplomáticos en represalia, como es habitual en casos similares. "Lo sabía, Putin es un hombre inteligente", tuiteó Trump, quien tomará el poder el próximo 20 de enero. Las sospechas de complicidad activa entre Putin y sus servicios de inteligencia contra la Casa Blanca y Estados Unidos son más fuertes que nunca.