Washington. - Banderas y otros símbolos patrióticos no faltarán hoy en edificios y calles de Estados Unidos cuando se conmemore, en medio de fuertes medidas de seguridad, el décimo aniversario del 11 de septiembre de 2001. Pero el gobierno de Barack Obama, que participa activamente desde hace días en todos los actos previstos, quiere que el recuerdo de los peores atentados de la historia del país sea también un homenaje a los cientos de extranjeros que perdieron su vida el 11-S junto a los estadounidenses, así como a los miles de militares de los países "aliados" que, en la década que ahora se cumple, participaron con el ejército estadounidense en las guerras de Afganistán e Irak desencadenadas tras la tragedia terrorista.
"Reconocemos que el 11-S no fue una tragedia sólo para Estados Unidos, también hubo cientos de personas de decenas de países que murieron en los ataques", dijo el viceasesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Ben Rhodes en Washington de cara a los eventos de este fin de semana. "Y el 11-S desgraciadamente no es un acto terrorista único, hemos visto ataques de Al Qaeda casi en cada continente que han matado a miles de muchas religiones y países, así que también queremos reconocer a las víctimas de tantos atentados y los sacrificios hechos por muchos de nuestros aliados en Afganistán e Irak", agregó.
Alianza antiterrorista. Porque el mensaje que la Casa Blanca de Obama ha repetido hasta el cansancio en estos dos últimos años y que pretende volver a dejar claro en este aniversario es que, "a largo plazo, la única solución al terrorismo es tener aliados internacionales fuertes" que cooperen y respondan junto a Estados Unidos ante una amenaza que esta última década ha demostrado puede presentarse en casi cualquier lugar, recordó Rhodes. Un mensaje que será enviado directamente por Obama, quien hoy cumplirá una intensa agenda para poder estar, en un solo día, en los principales centros de homenajes de los ataques.
Comenzará a primera hora de la mañana en Nueva York, donde acompañado por su esposa Michelle y por altos funcionarios de su gobierno, entre otros la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y la de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, participará en las ceremonias matutinas en la zona cero donde se alzaban las Torres Gemelas derrumbadas en los ataques de hace diez años.
Los actos en la zona del ataque más grave comenzarán con un minuto de silencio a las 8.45 (12.45 GMT), la hora exacta en que el primero de los dos aviones secuestrados por terroristas se estrelló contra la primera de las Torres Gemelas. Por primera vez además, se leerán los nombres de todos los que perdieron la vida aquel día en Nueva York, casi 3.000 personas. Al igual que hará durante los otros actos del día, el presidente estadounidense se reunirá brevemente con familiares de las víctimas, con quienes "hablará sobre la pérdida de sus seres queridos".
Mientras que Napolitano se dirigirá tras esta primera ceremonia a Boston, donde también están previstos actos conmemorativos, Obama tomará de nuevo el avión para dirigirse a Shanksville, Pennsylvania, al lugar donde se estrelló el vuelo 93, también secuestrado por terroristas aquel 11-S pero cuyo objetivo de atacar Washington fue abortado por los pasajeros que lograron impedirle a los terroristas sus planes, perdiendo en ello la vida. Cuarenta pasajeros y la tripulación de ese vuelo murieron cuando el avión cayó a tierra tras una lucha a bordo para frustrar a los secuestradores que se habían apoderado de la nave. Allí, Obama depositará una corona de flores ante el memorial del vuelo 93, inaugurado precisamente ayer por el vicepresidente, Joe Biden, y los ex mandatarios George W. Bush y Bill Clinton.
Desde Pennsylvania, Obama regresará a Washington, donde también colocará un ramo de flores en el Pentágono, otro de los objetivos de los terroristas hace diez años y que, además de atacar el corazón del orgullo militar estadounidense, causaron la muerte de 184 personas.
El Pentágono será, junto a Nueva York, uno de los principales focos de las ceremonias, lideradas en el caso de la sede militar por el secretario de Defensa, Leon Panetta.
Mensaje a la nación. Las conmemoraciones oficiales terminarán ya en horas de la noche en el Centro Kennedy para las Artes, el lugar al que debieron ser trasladados a última hora varios actos culturales agendados para la Catedral Nacional de Washington debido a un accidente durante las obras que se realizaban en el templo.
El presidente Obama pronunciará allí otro discurso en un programa que incluirá poesía, lecturas y música clásica y cultural que bajo el título "Concierto para la Esperanza" pretende concluir con una nota precisamente de esperanza una intensa jornada dedicada a conmemorar el día que cambió a Estados Unidos y también al mundo.