El gobierno de Ecuador dio por desactivado un intento de "golpe de estado" promovido por opositores vinculados al ex presidente Rafael Correa con apoyo "foráneo", mientras que los movimientos indígenas advirtieron que las protestas continuarán hasta lograr que el FMI "se vaya del país". El conflicto comenzó hace 9 días, cuando el gobierno del presidente Lenín Moreno acordó con el FMI un paquete de medidas, que incluyen el fin del subsidio a los combustibles. Este punto desató la ola de protestas, que involucra además de los indígenas a estudiantes y movimientos sociales. Anoche la situación seguía muy lejos de aplacarse, con ocho policías tomados de rehenes por los indígenas y un grupo de periodistas que fueron liberados luego de sufrir privación de su libertad por los militantes.
Pese a que el gobierno aseguró que la normalidad "se recupera de a poco" en el país, ocho policías, entre ellos una mujer, fueron retenidos por activistas indígenas en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) de Quito, en una acción que las autoridades consideran secuestro. Varios de ellos fueron exhibidos y forzados a portar banderas. Entre los exhibidos estaba un coronel, Cristian Rueda Ramos. Luego fueron obligados a portar el féretro de un líder indígena caído en las protestas. La fiscalía ecuatoriana inició una investigación por privación ilegal de la libertad. Los indígenas prometieron entregar los policías a una comisión de la ONU.
Desde el estallido de la crisis el 1º de octubre, al menos cinco personas murieron en medio de las protestas y más de 800 fueron detenidas, de acuerdo con fuentes oficiales y organismos independientes. La rebelión, que involucra también a sindicatos y movimientos sociales, siguió a la decisión de Moreno de eliminar el subsidio a los combustibles, con su consecuente impacto en los precios de las naftas y el diesel, en el marco de un acuerdo de ajuste económico con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Moreno se ha planteado terminar con el déficit fiscal, una herencia del anterior gobierno de Rafael Correa. Este, una figura polémica del mismo partido que Moreno, Alianza País, impulsa la caída de Moreno y pide un adelanto de las elecciones. Moreno asumió en mayo de 2017.
La fuerza de las protestas movió a Moreno a declarar el estado de excepción, que suspende algunas garantías constitucionales, y a mudar la sede del gobierno a Guayaquil, unos 400 kilómetros al suroeste de Quito, ciudad esta última sitiada por acampes, movilizaciones y asambleas de las organizaciones indígenas y sociales.
En una entrevista con la agencia de noticias Europa Press, el canciller ecuatoriano, José Valencia afirmó que fue desactivado un intento de "golpe de estado" en el que involucró a seguidores de Correa que, dijo, actuaron con el apoyo de una "acción foránea". "Eso solo tiene un calificativo: un golpe de estado, una subversión del orden democrático", apuntó. Valencia fue consultado puntualmente sobre si cree que hay un nexo entre Correa y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. "Sí, tenemos muchos indicios de que por ahí apuntan las cosas, de que hay una acción foránea", respondió el funcionario.
Poco después, la ministra de Gobierno, María Paula Romo, informó en su cuenta de Twitter que 17 personas, la mayoría de ellas venezolanos, fueron detenidas en el aeropuerto de Quito cuando tenían en su poder información sobre los movimientos de Moreno. El texto está acompañado por una foto en la que se ve a algunos de los detenidos.
Pese al clima de vuelta a la normalidad que busca instalar el gobierno, las comunidades indígenas advirtieron que su lucha seguirá hasta que el FMI "se vaya del país", a la vez que descartaron la posibilidad de cualquier diálogo con un gobierno al que tildaron de "asesino". El gobierno ha ofrecido a las organizaciones indígenas un amplio plan de mejoras, tanto en el terreno de la agricultura como en el de la educación. El miércoles, Moreno les habló a través de un video y reiteró su disposición al diálogo. "Hermanos indígenas, jamás los he ofendido. Nunca los he ofendido, siempre los he tratado con respeto y cariño y ahora quiero hacerlo nuevamente", declamó Moreno. Pero la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) llamó a sus seguidores a "radicalizar" la protesta, con los bloqueos en calles y autopistas y las "tomas de gobernaciones y edificios públicos".El belicoso pronunciamiento se conoció en momentos en que manifestantes indígenas mantenían "retenidos" a los menos ocho policías en la Casa de la Cultura Ecuatoriana y advirtieron que les aplicarán la "justicia ancestral" si las fuerzas del orden atacan esa sede. Jaime Vargas, presidente de la Conaie, pidió al Ejército que le retire su apoyo a Moreno. Las Fuerzas Armadas advirtieron acerca de "falsos mensajes" en circulación para que los ecuatorianos se concentren frente a los cuarteles.