
Viernes 05 de Noviembre de 2010
El presidente Barack Obama buscó retomar la iniciativa política luego de la derrota electoral del martes, al convocar a una conferencia de líderes legislativos demócratas y republicanos para discutir temas como impuestos y desempleo. La respuesta republicana, sin embargo, fue muy dura: desde el Senado le dijeron que esperaban derrotarlo en 2012 y sacarlo de la Casa Blanca para poner en acción su propio programa. De todas formas, la reunión se hará el próximo 18 de noviembre, entre los líderes de ambos partidos en el Congreso y el presidente.
Oferta fiscal. La Casa Blanca dijo que Obama estudia ofrecer a los republicanos extender los
recortes fiscales aprobados bajo el gobierno de Bush para las personas de altos ingresos. La
reunión del 18 de noviembre será seguida muy de cerca, en particular para buscar señales de
progreso entre Obama y sus dos frecuentes antagonistas: el presidente electo de la Cámara de
Representantes, John Boehner, y el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
Se reunirán con ellos la actual presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría en
el Senado, Harry Reid. El vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, remarcó que ningún miembro del
gabinete participaría en la reunión.
El portavoz de McConnell, Don Stewart, dijo que el senador republicano
estaba “entusiasmado” por la oportunidad de reunirse con Obama para discutir temas como
el comercio, la reducción de gastos y el aumento en la producción energética nacional. Pero el
propio McConnell dejó claro que su objetivo es impedir la reelección de Obama en 2012. Tras pedir
que el Senado derogue la ley de salud de Obama, aprobada en marzo pasado, que reduzca el gasto
gubernamental y achique el Estado (“gobierno”, en la jerga de EEUU), McConnell dijo que
“la única vía para lograr todas estas cosas es poner a alguien en la Casa Blanca que no las
vete”.
Las elecciones del martes cambiaron el panorama político nacional y le
dieron el control de la Cámara de Representantes a los republicanos para la próxima legislatura, a
la vez que reforzaron su número de bancas en el Senado y aumentaron la cantidad de gobernadores de
este signo político.
Admisión. “Es claro que los votantes enviaron un mensaje, que nos enfoquemos en la
economía y los empleos”, dijo ayer Obama. El presidente instruyó a su gabinete para hacer un
esfuerzo “sincero y constante” para cambiar la manera como se trabaja en Washington,
algo que reconoce ha estado fallando durante su gobierno. El presidente dijo que aspira a que la
reunión bipartidista discuta el estado de la economía, los recortes impositivos y el seguro de
desempleo.
Obama dijo que “lo que será de suma importancia en los próximos
meses es la creación de una mejor relación de trabajo entre esta Casa Blanca y los líderes del
Congreso entrante”. Apenas una hora después de que Barack Obama invitó a los republicanos al
diálogo postelectoral, llegó la durísima respuesta de McConnell.
Ambas fuerzas políticas tienen grandes discrepancias, entre ellas el
énfasis del Partido Republicano en la reducción de los impuestos y del gasto público. McConnell
dejó entrever que no habrá bilateralidad, sino unilateralidad, en la ruta hacia la concertación de
eventuales acuerdos. “Si el gobierno desea la cooperación, deberá empezar a maniobrar
conforme y hacia donde lo hagamos nosotros”, enfatizó. Sin embargo, McConnell admitió
previamente, en declaraciones al Washington Post, que su partido no debía caer en el error cometido
en 1995, cuando arrebató la mayoría parlamentaria al gobierno demócrata de Bill Clinton. Entonces,
los republicanos plantearon un obstruccionismo frontal que dejó a la administración sin fondos y
horrorizó a los votantes. l