Una disputa entre miembros de la familia de Nelson Mandela llegó a los tribunales ayer cuando su hija mayor y otros parientes promovieron una orden judicial contra Mandla Mandela, nieto del ex presidente sudafricano.
La cadena estatal de televisión SABC dijo que un tribunal en Mthatha (un pueblo en la Provincia Oriental del Cabo) ordenó a Mandla la devolución de los restos de tres de los hijos de Mandela desde el poblado de Mvezo, donde nació el ex mandatario y donde Mandla es actualmente un influyente jefe tribal, a Qunu, una localidad ubicada a 20 kilómetros de Mthatha, donde el ícono de la política sudafricana y premio Nobel de la paz pasó la mayor parte de su niñez.
Los tres cuerpos habían sido retirados del panteón de la familia Mandela en Qunu, en la provincia Oriental del Cabo, hace dos años y se los había enterrado en Mvezo, donde Mandla, de 39 años, construyó un centro conmemorativo que se ha interpretado como un intento de asegurarse de que Mandela sea sepultado allí.
Medios locales informaron que las exhumaciones se llevaron a cabo por petición de Mandla _oficialmente el patriarca del clan tras la muerte de su padre Makgatho, en 2005_ y sin el consentimiento de los otros miembros de la familia, entre ellos la hija mayor de Mandela, Makaziwe, quien pretende que su padre sea enterrado en Qunu.
Mandela nunca dio instrucciones detalladas sobre su entierro pero sus testamentos han expresado un deseo general de ser sepultado en Qunu, a 700 kilómetros de Johannesburgo, y no en Mvezo, informaron los periódicos Mail y Guardian.
Mandla, además de nieto de Mandela, es miembro del gobernante partido Consejo Nacional Africano (CNA). El CNA es el partido con el que Mandela llegó al poder en 1994, cuando luego de 27 años preso acusado de acciones terroristas contra el gobierno, se hizo con la presidencia, restaurando la democracia con un proceso de perdón y reconciliación entre la población blanca y la población negra sudafricanas. Esto dio inicio a lo que se llamó la “nación arcoiris”, por la variedad de colores de piel, y que permitió a Sudáfrica volver al mundo y reconocer a su población negra .
El caso de la sepultura es a su vez una de las varias disputas entre las facciones de la familia Mandela y entre empresarios y políticos sudafricanos en torno a quién será a su muerte el propietario del nombre y la imagen de una de las figuras más respetadas del siglo XX. Además, refleja la presión que existe sobre la familia, que junto a millones de personas en Sudáfrica y el resto del mundo se preparan para despedir a un ícono de la reconciliación racial y el triunfo sobre la opresión.
Mandela, de 94 años, se encuentra internado en condición crítica, y ya considerada irrecuperable, aunque habría presentado una mejoría según dijo su ex esposa Winnie Madikizela. Una afección pulmonar, que lo tiene entrando y saliendo del hospital desde hace dos años y medio, lo obligó a internarse cuatro veces en los últimos seis meses, aunque en esta oportunidad el cuadro es verdaderamente grave. Mientras Mandela estuvo preso fue obligado a picar piedras como trabajo forzado; la inhalación constante del polvo de las piedras dañó definitivamente sus pulmones. También sufrió una tuberculosis, que no fue curada debidamente por los médicos de la prisión.
El pueblo sudafricano se ha expresado efusivamente en favor de su líder espiritual llenando de carteles y ofrendas florales tanto las rejas del Mediclinic Heart Hospital de Pretoria, donde se encuentra internado, como su antigua casa del Soweto, en Johanesburgo, barrio símbolo del Appartheid por haber sido construido para alojar a los negros que hasta ese momento residían en zonas reservadas solamente para los blancos.
Sin embargo, en Qunu, pueblo de la infancia de Mandela, no hay manifestaciones de este tipo. La tradición cultural del lugar, y en especial de la etnia xhosa a la que pertenece Mandela, toma como una falta de respeto referirse a la muerte de alguien que aún está vivo. La muerte es un tabú mientras no suceda. Por respeto a estas razones, los mensajes de la presidencia sudafricana sobre Mandela son lo más escuetos posible, limitándose a informar sobre el estado de salud.
Visita de Obama. Mientras tanto, el presidente estadounidense está de gira oficial por Africa y arribó ayer a Sudáfrica procediente de Senegal, para entrevistarse con su par Jacob Zuma. “Veremos cómo está la situación cuando aterricemos. No necesito una foto con él. Lo último que quiero es ser inoportuno en momentos de preocupación familiar”, dijo Obama consultado sobre la posibilidad de visitar a Mandela en el hospital.