La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, descartó ayer que su gobierno vaya a rebajar el precio del diesel, pese a las protestas que realizan camioneros en ocho Estados del país, mientras que la Justicia autorizó la intervención de tropas para liberar las carreteras clausuradas por las protestas. “El gobierno no tiene cómo bajar el precio de la gasolina”, dijo la mandataria, en respuesta a la principal demanda de los camioneros, que han bloqueado importantes carreteras y provocado desde hace ocho días un principio de desabastecimiento en varias regiones del país, al tiempo que afecta a la cosecha récord de soja en al menos 10 de los 26 Estados de Brasil. Poco después de las declaraciones de la presidenta, la Abogacía General de la Unión (AGU) logró ante la Justicia el permiso de convocar a la Fuerza Nacional de Seguridad para que colabore con la liberación de las carreteras que estaban cerradas por los camioneros.
Demandas. Los camioneros sostienen que el precio del diesel fue aumentado, por lo que exigen que sea rebajado, y además demandan la reducción de los peajes y el aumento de las tarifas de los fletes. También pretenden que la presidenta sancione una ley que permita una flexibilización de la jornada laboral.
Rousseff descartó de plano que el precio de los combustibles haya aumentado y explicó lo que se hizo fue restituir el tributo regulador del precio de los combustibles (CIDE), que el gobierno había ido suspendiendo en forma progresiva entre 2008 y 2012, hasta retirarlo por completo, en el marco de un conjunto de medidas destinadas a enfrentar la crisis económica internacional.