Río de Janeiro (Brasil).- Torrentes provocados por fuertes lluvias devastaron
pueblos y villas en el noreste de Brasil, acabando con la vida de al menos 42 personas y dejando a
más de 600 desaparecidos, señalaron hoy funcionarios de entidades de emergencia locales.
Las fuertes lluvias que han asolado durante días a los Estados de Alagoas y Pernambuco inundaron
poblados, reventaron una represa y dejaron damnificadas a más de 40.000 personas, dijeron
funcionarios estatales.
Al menos 29 personas han muerto en el Estado de Alagoas, donde también hay 607 desaparecidos.
Cerca de 500 de los desaparecidos estaban en el área de União de Palmeiras, que fue golpeada por un
muro de agua después de que una represa cedió ante el peso de las aguas.
“Desafortunadamente, algunos poblados han sido destruidos casi en un ciento por ciento,
básicamente borradas del mapa”, declaró Sandro Cavalcante, portavoz de la agencia de la
Defensa Civil del Estado de Alagoas.
En el Estado de Pernambuco, al norte de Alagoas, se reportó el deceso de trece personas y 17.719
damnificados, dijo la agencia de la Defensa Civil. En Alagoas había casi 26.000 damnificados.
Imágenes de de televisión mostraron a poblados enteros arrasados por las aguas. Automóviles
volcados yacían entre los escombros de cientos de casas destruidas y líneas de ferrocarril
figuraban destrozadas por la fuerza del agua.
“Hay pueblos en los que parece que hubiera caído una bomba atómica”, dijo el
gobernador de Alagoas, Teotonio Vilela Filho, según publicó el periódico O Globo.
“Rezamos para que estén vivos”, afirmó el gobernador sobre los desaparecidos.
“Estamos preocupados porque han comenzado a aparecer cuerpos”, agregó.
El presidente Luiz Inacio
Lula da Silva realizó una reunión de emergencia con funcionarios estatales y federales el
martes para determinar los recursos de ayuda y rescate necesarios, y volará sobre las áreas
afectadas el miércoles.
El gobierno federal afirmó que destinará 100 millones de reales (56 millones de dólares) para
labores de ayuda y que enviará 20.000 cestas de alimentos básicos a los dos estados afectados,
además de colchones y frazadas para los miles de damnificados.