Jerusalén.— En una nueva muestra de la crisis en las relaciones entre
Estados Unidos e Israel, el enviado estadounidense para Medio Oriente, George Mitchell, canceló sus
planes de volver ayer a la región, luego de que el primer ministro Benjamin Netanyahu afirmara que
no restringiría la construcción de 1.600 casas en Jerusalén Este, un polémico proyecto al que
Washington se opone. Entretanto, en una abrupta escalada del conflicto, cientos de palestinos se
enfrentaron ayer con la policía israelí en Jerusalén Este, en protesta por la reinaguración de una
antigua sinagoga en la ciudad.
Mitchell tenía previsto llegar ayer a Israel para mediar en conversaciones entre
las partes, pero el diálogo indirecto quedó en el aire luego de que los palestinos lo condicionaran
a la cancelación de los planes israelíes para Jerusalén Este y de que el Estado judío rechazara la
exigencia.
En un intento de poner paños fríos, la secretaria de Estado norteamericana,
Hillary Clinton, enfatizó ayer que los lazos históricos entre su país e Israel son
"inquebrantables". Sin embargo aclaró: "Eso no significa que estemos de acuerdo en todo. Con
ninguno de nuestros socios internacionales concordamos en todo".
La crisis diplomática estalló la semana pasada, después de que Israel anunció,
durante una visita del vicepresidente norteamericano Joe Biden, que construiría 1.600 departamentos
para judíos en el disputado sector este de Jerusalén, la región de la ciudad eterna que los
palestinos reclaman como la sede de su futura capital.
El anuncio enfureció a los palestinos, que juraron apartarse de las
negociaciones de paz auspiciadas por EEUU, las cuales están interrumpidas desde fines de 2008.
Exigencias "irracionales". A pesar de que la ONU y la Unión Europea también
condenaron el plan israelí, el premier Netanyahu defendió este lunes "42 años de construcciones
ininterrumpidas en Jerusalén Este", y sostuvo que los planes no afectan "para nada" a los
palestinos. Su canciller, Avigdor Lieberman, insistió ayer en que las exigencias de cancelar el
proyecto en Jerusalén Este son "irracionales".
Israel anexó Jerusalén Este tras arrebatársela a Jordania en la Guerra de los
Seis Días, de 1967. La comunidad internacional no reconoce la anexión y considera ilegales tanto
los barrios judíos de esa parte de la ciudad como las colonias israelíes en los territorios
palestinos de Cisjordania.
Mientras tanto, las tensiones en Jerusalén —que ya estaban en alza por los
planes de construcción de las 1.600 viviendas—, crecieron aún más luego de que Israel
reinaugurara el lunes una sinagoga destruida dos veces.
Los palestinos dicen temer que la reinauguración sea el preludio de un intento
de Israel de tomar control de la explanada donde se sitúan los sitios sagrados.
Los judíos llaman al lugar Monte del Templo —porque allí estaban los
templos judíos de los que habla la Biblia— y lo consideran el sitio más sagrado de su
religión. Los musulmanes, por su parte, lo llaman Explanada de las Mezquitas, y es el tercer lugar
entre los más venerados del islam.
"Día de ira". Los islamistas de Hamas declararon ayer un "día de ira". Cientos
de jóvenes palestinos lanzaron piedras a la policía y quemaron cubiertas de auto y contenedores de
basura en varios barrios del sector este de Jerusalén, en los enfrentamientos más graves en meses
en la ciudad. Los militantes izaron una bandera palestina gigante, al tiempo que gritaban
"Moriremos en Palestina, Palestina vivirá".
Mientras los disturbios conmovían a Jerusalén y se extendían a Cisjordania, el
movimiento radical Hamas —que gobierna los territorios palestinos de la Franja de Gaza—
llamó a un nuevo levantamiento general (intifada) contra la ocupación israelí, como los que
sacudieron la región de 1987 a 1993 y de 2000 a 2005.
La policía reprimió a los manifestantes con balas de goma, gases lacrimógenos y
granadas de aturdimiento y arrestó al menos a 43 palestinos, informó el vocero policial Micky
Rosenfeld. Medio centenar de palestinos y tres agentes israelíes resultaron heridos en los
enfrentamientos.
Más de 3.000 policías israelíes participan en el despliegue de seguridad por
toda la ciudad, donde desde hace seis días Israel limitó el acceso a la Explanada de las Mezquitas
y el Ministerio de Defensa decretó el cierre de la Cisjordania ocupada.