Radovan Karadzic, ex líder serbiobosnio durante la guerra de los Balcanes en los años 90, fue condenado a 40 años de cárcel por genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). El fallo considera responsable al jefe de los serbios de Bosnia del genocidio perpetrado por las tropas de su bando en la ciudad de Srebrenica, donde en 1995 fueron asesinados 8.000 varones musulmanes. Srebrenica fue sólo una de las muchas páginas negras que escribieron las milicias de los serbiobosnios en la terrible guerra entre los países de la ex Yugoslavia. Karadzic contaba con el apoyo militar activo de Serbia y de su líder, el nacionalista poscomunista Slobodan Milosevic, quien murió en la prisión de La Haya mientras respondía por cargos idénticos a los imputados a Karadzic. Este también fue condenado por el sitio de Sarajevo, la capital bosnia, donde hubo unos 12.000 muertos entre 1992 y 1995 por el sistemático bombardeo y ataque a civiles por parte de los serbios. La sentencia llega 21 años después de la guerra de Bosnia, que entre 1992 y 1995 causó más de 100.000 muertes. Karadzic recurrirá la condena.
“Al matar a todos los hombres en edad de procrear (en Srebrenica) y comprometer así el futuro de su comunidad, queda claro un plan preconcebido para deshacerse de ellos”, dicen los jueces. El acusado conocía el destino de los bosnios “por los informes regulares recibidos en tiempo real, y era el único que pudo haber evitado la matanza en su calidad de presidente de la denominada República Serbia de Bosnia”. El rol de Karadzic en el cruento sitio de Sarajevo fue “decisivo en la campaña llevada a cabo por los francotiradores para sembrar el terror entre los civiles”.
El tribunal también consideró probado que elaboró un plan para “crear un clima de inseguridad que hizo la vida imposible en Srebrenica y provocó una catástrofe humanitaria, para luego ordenar a las tropas serbiobosnias que tomaran la ciudad”. El general Ratko Mladic, el brazo ejecutor de las decisiones de Karadzic y un genocida reconocido, anunció durante la operación militar llevada a cabo en julio de 1995 que los varones de entre 16 y 70 años “serían examinados y las mujeres separadas de los hombres; estos, a su vez, debían dividirse en grupos para distinguir entre soldados bosnios y civiles”. Los musulmanes bosnios “fueron obligados a marcharse y empezó a verse claro que la idea de eliminarlos formaba parte del plan”. Esta limpieza étnica configura los crímenes de “genocidio, crímenes de guerra y contra la Humanidad”, según el derecho internacional humanitario que aplica el tribunal y es doctrina oficial de Naciones Unidas. El general Mladic responde por los mismos crímenes ante el TPIY.
La sentencia concluye que Karadzic “creó estructuras políticas, militares, policiales y paramilitares, para expulsar de suelo bosnio a la población no serbia —es decir croatas y musulmanes bosnios— y reclamar su territorio como propio”. Solo intentó controlar a los milicianos “cuando ya habían logrado sus objetivos, que eran sus propias órdenes”. Por otra parte, condonó estos delitos “al no perseguirlos, y negando lo ocurrido en los municipios bosnios, o bien dando explicaciones erróneas a sabiendas”. Por lo demás,”sabía cuál era la situación, la animosidad interétnica y el clima de impunidad en que operaban los soldados serbios que ejecutaban el plan común de crear una tierra solo para ellos”.
Vergüenza de la ONU. Srebrenica fue además un baldón imborrable para Europa y Naciones Unidas, que daban supuesta protección a la ciudad, declarada “enclave seguro” en forma oficial por la ONU. Sus “cascos azules” protegían supuestamente a los civiles. Pero luego de una negociación terminada con un brindis con el general Mladic, los cascos azules se retiraron de Sbrenica, dejando campo libre para que los milicianos serbios organizaran la matanza sin ninguna oposición. Desde entonces, la credibilidad de la ONU y sus tropas como garantía para la población civil en conflictos quedó irremediablemente dañada.
Psiquiatra y poeta. Nacido en Montenegro en 1945, Karadzic, hoy de 70 años, estudió psiquiatría y fue poeta aficionado, tarea por la que recibió premios. En los años 80 se sumó al Partido Democrático Serbio, nacionalista que buscaba crear una república propia en Bosnia (la república “Srpska”). La guerra y la expulsión o exterminio de los bosnios no serbios era así un fin político explícito del programa de la “Srpska”. Cuando los acuerdos de Dayton, EEUU, pusieron fin a la guerra en 1995, Karadzic desapareció. Fue capturado en Belgrado en 2008. Se hacía llamar Dragan Dabic y ejercía “medicina alternativa”. Había cambiado su aspecto, dejándose barba y cabellos muy largos. Slobodan Milosevic, presidente serbio acusado asimismo del genocidio de Srebrenica, murió de un ataque cardíaco en 2006 en La Haya, sin que pudiera dictarse sentencia.