Oslo/Bogotá. — Las delegaciones de Colombia y de las guerrillas de las Farc deben iniciar mañana en Oslo los diálogos formales de paz, que continuarán luego en La Habana para intentar cerrar un conflicto armado de más de medio siglo. Inicialmente, el inicio de las conversaciones estaba previsto para hoy, pero anoche hubo una postergación imprevista. La iniciativa del presidente colombiano Juan Manuel Santos cuenta con el apoyo mayoritario de la sociedad colombiana, pero los familiares de víctimas de las Farc reclaman ser parte de la mesa de negociaciones.
Anoche se supo que el inicio de las negociaciones en Oslo se retrasará al menos un día por inconvenientes "logísticos, climáticos y jurídicos", según informes periodísticos conocidos en Bogotá. La cadena de radio RCN y el diario El Espectador señalaron desde Oslo que los negociadores del gobierno aún no habían podido viajar debido al retraso de las operaciones aéreas que afectaba al aeropuerto de Bogotá por fuertes tormentas. De igual forma, los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) estaban aún aguardando en La Habana la expedición de salvoconductos para que la Interpol no los capture. Según El Espectador, se prevé que los negociadores de ambas partes estén en Oslo "este martes al finalizar la tarde".
El plan original era que ambas delegaciones se reunieran a partir de hoy para cerrar temas pendientes, y que el miércoles hicieran pública la instalación de la mesa de negociaciones.
Anfitrión experto.Noruega, un país que ha participado en una veintena de procesos de paz en las dos últimas décadas, es junto con Cuba garante del diálogo entre el gobierno colombiano y las Farc. La iniciativa tiene malos antecedentes: los frustrados intentos de la década de 1980 y entre 1998-2002. Esta vez, sin embargo, puede ser diferente, dada la debilidad militar y de mando que sufren las Farc por sucesivas derrotas que las han diezmado.
Chile y Venezuela ejercerán asimismo de "acompañantes" en un proceso que empezó hace dos años con los primeros acercamientos secretos y tomó impulso con las conversaciones exploratorias de seis meses entre las partes en La Habana, que culminaron con la firma de un pacto que marca una agenda de diálogo de cinco puntos. Estos son: desarrollo rural y acceso a la tierra, garantías del ejercicio de oposición, fin del conflicto armado —el que implica el abandono de las armas y la reinserción por parte de alrededor de 9.000 guerrilleros—, búsqueda de una solución al problema del narcotráfico (las Farc son de hecho una narcoguerrilla) y los derechos de las víctimas.
El final del conflicto armado es lo que más esperanzas crea en Colombia, lógicamente. Santos dijo desde su discurso de posesión en agosto de 2010 que tenía en su bolsillo "la llave para abrir la puerta de la paz", pero que sólo la usaría cuando llegara el momento. El mandatario, quien como ministro de Defensa propinó duras derrotas a las Farc, ha afirmado que no se repetirán los errores de las negociaciones pasadas: es que en Colombia está muy vivo el recuerdo del fiasco protagonizado por el presidente Andrés Pastrana entre 1998 y 2002, cuando entregó a las Farc una provincia completa, el Caguán, a cambio de diálogos que sólo condujeron al fortalecimiento de la guerrilla. A su vez, Santos ha hablado con un tono conciliador que las Farc no habían escuchado antes: "No se les puede pedir a las Farc que se arrodillen, se rindan y entreguen las armas. Debe existir una salida, y esta salida debe permitirles participar en la arena política", dijo el mandatario. El gobierno ha reiterado que un cese del fuego solamente se dará en una fase más avanzada del proceso, cuando exista pleno acuerdo para la firma de la paz. Sin fijar plazos, Santos ha afirmado que la negociación no debe durar años sino meses.
Víctimas piden un lugar. Los familiares de víctimas del conflicto armado reclamaron ayer al gobierno y a la guerrilla ser tenidas en cuenta en el proceso de paz. Centenares de personas se reunieron en la plaza Bolívar de Bogotá, a pocos metros del palacio de gobierno. Muchas afirmaron que tienen familiares secuestrados por las Farc. Estas anunciaron en febrero que a partir de ese momento dejarían atrás la práctica del secuestro. A la vez prometieron dejar libres a los diez últimos militares y policías que tenían de rehenes, lo que cumplieron dos meses después. Las Farc insisten en que ya que no tienen a ninguna persona secuestrada. Pero los manifestantes, y la ONG País Libre, aseguran que más de 400 civiles están en manos de las Farc. La directora de País Libre, Clara Rojas, dijo que tiene informes de que 17 personas han sido secuestradas por las Farc en lo que va de este año. Rojas fue secuestrada en febrero de 2002 por las Farc junto con la entonces candidata presidencial Ingrid Betancourt, de la que era jefa de campaña. Fue liberada en enero de 2008, seis meses antes que Betancourt.