El este de Alepo no conoció la tregua humanitaria anunciada por el Kremlin de Vladimir Putin y siguió desmoronándose entre combates y salvajes bombardeos de las fuerzas oficialistas. Mientras los soldados de Bashar Assad seguían avanzando sobre las brigadas rebeldes, la ONU denunció la desaparición de cientos de hombres, luego de pasar de la zona rebelde a a la dominada por el régimen. Se cree que fueron ejecutados por las milicias del presidente sirio o alguno de sus varios aliados shiítas extranjeros.
"Tras la pausa humanitaria [los bombardeos] han proseguido y continuaran mientras los bandidos estén en Alepo", enfatizó el canciller ruso Sergei Lavrov acerca de los ataques de ayer. Hoy Rusia y EEUU se reunirán para abordar una posible evacuación de los milicianos opositores. Según testigos los cadáveres se acumulan en las calles y edificios en ruinas de los pocos barrios opositores que quedan.
El independiente y opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos relata que más de 500 civiles, incluidos 45 niños, han muerto en el este de Alepo desde el 15 de noviembre pasado, cuando sirios y rusos iniciaron la última ofensiva. Cerca de cien, entre ellos 35 niños, murieron en Alepo oeste por fuego rebelde.
Iraníes, libaneses e iraquíes
Se estimaba que alrededor de 250.000 personas permanecían en el este de Alepo hace cuatro meses. Durante los últimos días las fuerzas leales al régimen sirio, el libanés Hezbolá y milicias iraquíes y afganas han arrebatado un 85% del terreno a los rebeldes, presentados siempre como "terroristas" por los medios de propaganda sirios, rusos e iraníes, muchos de los cuales tienen sus versiones para el público occidental. A lo largo de estos días decenas de miles de civiles han huido de esa zona, mayormente a territorio oficialista, lo que ha dado pie a las denuncias en la sede de la ONU. Rupert Colville, portavoz del alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos Zeid Raad Husein, habló de familias que habían perdido todo contacto con sus varones de entre 30 y 50 años cuando, hace entre una semana y diez días, alcanzaron Alepo oeste. Colville reconoce que los investigadores no pudieron determinar el destino de los desaparecidos, pero sí habló de denuncias de arrestos, ejecuciones sumarias y reclutamientos forzosos a medida que los leales a Assad avanzan. Varios activistas atrapados en el este de Alepo han reconocido su miedo a entregarse o a ser capturado por los fieles a Bashar Assad. "Nos van a matar", lamentaba uno de ellos hablando bajo condición de anonimato. Una de sus últimas esperanzas es la petición internacional para evacuar a sus voluntarios y civiles que emitieron ayer los Cascos Blancos, un conocido grupo de rescatistas. "Si los civiles no son evacuados se enfrentarán a torturas y ejecuciones sumarias", advirtieron. La prensa de Assad ha mostrado videos en los que los mismos civiles que ha bombardeado adrede durante meses son atendidos primorosamente. También han publicado videos de civiles tiroteados por rebeldes mientras trataban de escapar del asedio. La ONU denunció lo mismo ayer. Otros huidos han manifestado lo contrario.
La fragmentación de los alzados, entre los que hay yihadistas y seculares, conlleva conductas diferentes frente a las evacuaciones, algunas hostiles según se denuncia. Centrados en combatir la rebelión en Alepo, las fuerzas leales a Assad descuidaron el único gran frente en el que han luchado exitosamente contra el Estado Islámico en el último año: Palmira. Según el Observatorio, desde anteayer, cuando comenzó una contraofensiva de los yihadistas, al menos 49 soldados sirios han muerto allí en combates. El Isis se acercó ayer a cuatro kilómetros de las ruinas arqueológicas. El ejército sirio ha desplegado refuerzos para repeler la ofensiva de los integristas islámicos.