A pocos días de la amplia victoria de las diversas izquierdas en las elecciones de Chile, hubo una ruptura total entre las dos principales facciones del sector en torno a los nombres de los futuros candidatos presidenciales. Chile debe aún realizar elecciones presidenciales y de congresistas en octubre y noviembre próximos.
“Hoy, cuando se han hecho llamados a la unidad en los momentos de las definiciones, se nos informa un veto para determinadas fuerzas políticas que apoyan la candidatura de Paula Narváez. Esto es vergonzoso, nos parece lamentable. No se humilla al partido de Salvador Allende”, declaró el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde. Paula Narváez es la precandidata presidencial del Partido Socialista chileno, el que ha abandonado de hecho a la antigua coalición Concertación (luego, Nueva Mayoría) para intentar una coalición con el Partido Comunista y el Frente Amplio, dos de los ganadores de las elecciones de constituyentes y gobernadores del fin de semana pasado. Pero el plan no prosperó por el veto de los socios más radicales.
Con esas palabras el presidente del Partido Socialista confirmó antes de que venciera a medianoche del miércoles el plazo para inscribirse a las primarias, que su candidata presidencial no sería oficializada en el pacto que horas antes había estado a punto de cuajar con el Frente Amplio y el Partido Comunista y que proyectaba, en los hechos, el quiebre del histórico eje del socialismo democrático y el centro político con los partido Demócrata Cristianos, PPD y otros.
La decisión de los socialistas se dio luego de que tanto desde el partido Convergencia Social del candidato presidencial Gabriel Boric, como del PC, vetaran a dos fuerzas que horas antes habían dado su respaldo a la opción de Narváez: Nuevo Trato y el PPD.
“No vamos a improvisar, concurrimos de buena fe, con espíritu unitario a un entendimiento amplio para construir una mayoría para cambiar Chile. (...) Hemos sido sorprendidos”, agregó Elizalde, calificando la única competencia primaria que se terminó inscribiendo del sector _la de Boric y el candidato del PC, Jadue_ como la “primaria de la exclusión y el sectarismo”.
La decisión la tomaron plana mayor del PS, junto a Narváez. Elizalde había salido de la sede partidaria con la decisión de inscribir a su candidata, luego de que se bajara la democristiana Ximena Rincón.
El PC y el Frente Amplio inscribieron a sus candidatos, Boric y Jadue, aunque dejando un espacio por si el PS inscribía a Narváez. Este paso hubiera definido romper definitivamente con la exConcertación.
Este jueves, con la ruptura del PS formalizada, Jadue (PC) disparó con artillería pesada: “Si han decidido volver a ser parte de la Concertación con los neoliberales, que lo sean”, declaró el líder comunista.
El complejo panorama de las primarias y las luchas internas en los distintos bloques de la política chilena no se decantó ni aclaró con los resultados del domingo, sino que al contrario, se agudizaron los conflictos, como se observa en el caso del la corta convivencia entre el PS y sus socios de la izquierda dura.
Desde el FA este jueves siguieron abriendo las puertas a Paula Narváez y señalaron que “si bien no nos pudimos encontrar ayer, habrá más espacios para hacerlo”, señaló el diputado y precandidato Gabriel Boric. Pero Narváez está lejos de acoger una nueva invitación de la izquierda. “Yo siento que fui engañada”, dijo la candidata presidencial del PS, y también del PPD y Nuevo Trato.
En medio de este panorama convulsionado, el PS –que había desechado su alianza histórica con la Democracia Cristiana para ir en busca del PC y el FA– intentó una maniobra de último minuto, a través de una llamada del presidente del partido, Álvaro Elizalde, a la presidenta interina de la DE, Carmen Frei. “Nuestra respuesta fue que no estábamos a disposición de ir a una primaria improvisada y a última hora”, señaló el secretario nacional, David Morales