Chile alcanzó un histórico e inédito acuerdo político para cambiar la Constitución de 1980, heredada de la dictadura militar, a través de una fórmula que será decidida por la ciudadanía en un plebiscito en abril. Ayer se cumplieron 29 días del estallido social que ha cobrado 25 vidas y ha dejado miles de heridos, además de enormes daños materiales. En estos años, la Constitución de 1980 ha sufrido más de 200 reformas por enmiendas, el mecanismo previsto en esa Carta. El tironeo entre el Gobierno de Sebastián Piñera y la oposición se centró precisamente en la modalidad de la reforma, si por enmiendas en el Congreso o por una Asamblea Constituyente. Los ciudadanos definirán precisamente cuál modalidad se aplicará.
El plebiscito tendrá dos preguntas: los ciudadanos deberán resolver si desean o no una nueva Constitución y sobre qué tipo de órgano debe redactarla. Podrán optar por una “convención mixta constitucional”, integrada al 50 % por congresistas y por ciudadanos electos para la ocasión; o una “convención constitucional”, para la que todos sus integrantes serán electos. Esto es, sería una Asamblea Constituyente. La votación será voluntaria. La elección de los integrantes se realizará en octubre de 2020, juntamente con las elecciones regionales y municipales. El futuro órgano constituyente deberá aprobar las normas por un quorum de dos tercios de sus miembros. Una vez que esté lista la nueva Constitución, esta será sometida a ratificación en otro plebiscito.
De esta manera,la nueva Constitución se escribirá “sobre una hoja en blanco’’, comentó el diputado socialista Marcelo Díaz. El acuerdo fue alcanzado por todos los partidos —excepto el comunista— desde el izquierdista Frente Amplio hasta los conservadores de la Unión Demócrata Independiente (UDI) cuyo fundador, Jaime Guzmán, fue el principal redactor de la carta magna de la dictadura. Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista, dijo que rechazan el punto que establece que los acuerdos de la reforma deberán alcanzar o superar los dos tercios.
Germán Silva, analista y académico de la Universidad Mayor, destacó a Associated Press que el acuerdo “entrega una señal importante que pone una mirada, un camino (en) lo que podría ser (el inicio) del término de este conflicto, pone literalmente la luz al final del túnel’’.
En la calle la reacción fue positiva. Pedro Alastuey, profesor de educación física de 36 años, declaró que “se está escuchando lo que el pueblo ha solicitado durante tanto tiempo’’, aunque añadió que “hasta que no se dé una solución concreta a las solicitudes de la gente, es muy difícil que esto pare. La gente está entendiendo que si sigue protestando va a seguir obteniendo cosas’’. Claudia Heiss, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, señaló que el acuerdo “es un momento de esperanza’’, aunque lamentó los muertos en las protestas, la violencia, “para que la clase política haya finalmente recogido esta demanda social’’.
La última elección presidencial y de congresistas, en 2017, también fue voluntaria y sufragaron el 46,6% de los votantes habilitados. Jacqueline van Rysselbergher, presidenta de la UDI, dijo que “esperamos sinceramente que el acuerdo derrote la violencia que se ha engendrado en nuestro país en las últimas semanas’’. En la última semana, el presidente Sebastián Piñera se abrió a la idea de una nueva constitución redactada por los actuales legisladores. Antes sólo contemplaba reformar el texto existente, tal como hizo anteriormente la socialista Michelle Bachelet.