Con más del 64 por ciento de los sufragios escrutados en Chile, las elecciones de convencionales constituyentes fueron una derrota para el oficialismo de derecha (21%) y también para los partidos de la ex Concertación, agrupados en la Lista de Apruebo (15%). El sitio web El Mostrador titulaba: "Murió el partido del orden: con más del 50 % de los votos, la clase política tradicional sufre la peor derrota de su historia". Los candidatos independientes dominaban las elecciones para designar a los 155 constituyentes que deben dar a Chile una nueva Carta Magna que reemplace a heredada de la dictadura de Augusto Pinochet. También se eligieron por primera vez gobernadores, además de renovar alcaldes y concejales. Esto hizo de la elección la más compleja en la historia reciente de Chile, y además se desdobló en dos jornadas, sábado y domingo, para evitar las aglomeraciones y evitar los contagios del Covid-19.
La irrupción de las listas de independientes significó la caída del oficialista Vamos por Chile, que no alcanzó ni remotamente a llegar al tercio de la Convención, porcentaje que le hubiera permitido erigirse en un factor de veto, porque todos los artículos de la futura Constitución deben tener al menos dos tercios de respaldos. Este bajo resultado del oficialismo es producto del voto de castigo al presidente Sebastián Piñera y su Gobierno, según analizaban esta noche los medios chilenos.
Los candidatos de la oficialista Vamos por Chile alcanzaban, con el 64% del voto escrutado, 21,79% de los votos frente a 33,04% de la oposición y 45% de los independientes. De acuerdo al reporte del Servel, la Lista del Apruebo (ex Concertación-Nueva Mayoría) logró apenas un 15,10%, mientras Apruebo Dignidad 18,04%. Esta lista está formada por el Frente Amplio, el bloque Chile Digno (PC y FRVS) y el Partido Igualdad. En contraste, las 83 listas de independientes llegaban a 34,97%.
El precandidato presidencial Mario Desbordes (RN, partido principal de la coalición oficialista) se refirió a los resultados, indicando que fue "una derrota", y que los tenía que hacer reflexionar como partido sobre qué tipo de coalición querían construir. “Nosotros la centroderecha tenemos que recibir con humildad estos resultados”, sostuvo. “Una derrota que nos tiene que hacer reflexionar, no hemos sido capaces de interpretar a la mayoría ciudadana que está pidiendo cambios, que se movilizó, que señaló con una mayoría aplastante, 80% a favor del apruebo y no hemos sido capaces de interpretarla por muchas razones. No hay duda que una serie de errores cometidos como coalición probablemente desde nuestro gobierno han tenido un impacto en la elección, pero también los partidos tenemos que reflexionar respecto de qué tipo de coalición queremos construir".
En total se eligieron 155 convencionales constituyentes, pero 17 de ellos están reservados para los pueblos originarios y habrá paridad entre mujeres y hombres, por lo que la asignación de los cupos deberá esperar hasta que finalice el conteo en cada uno de los 28 distritos. Cada uno de esos distritos entregará cupos proporcionalmente a los habitantes de esas zonas. Este procedimiento ralentizó ulteriormente aún más el escrutinio.
En Chile se utiliza el sistema D'Hondt para los candidatos constituyentes, un método matemático de carácter proporcional, que busca fortalecer la representatividad en los delegados a escoger.
Estos 155 convencionales constituyentes tendrán la tarea de redactar una nueva Constitución en un lapso máximo de 12 meses, y cada norma debatida deberá contar con una aprobación de los dos tercios.
Luego el proyecto de nueva Constitución deberá ser sometido al llamado "plebiscito de salida", en el que los chilenos votarán nuevamente si aprueba o rechazan la Carta Magna. Ya habían votado en octubre pasado a favor de estas elecciones de constituyentes y del proceso de reforma por Asamblea.
De ganar el "apruebo", se convocará a una sesión solemne del Congreso Pleno y se jurarà sobre la nueva Carta Fundamental.
En caso contrario, quedaría vigente el texto actual, que data de 1980, escrito durante la dictadura de Augusto Pinochet. Esta, sin embargo, fue sometida mediante el mecanismo de enmiendas en el Congreso, a numerosas reformas, entre ellas las más ambiciosas fueron las de los presidentes socialistas Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
Los recintos electorales empezaron a cerrar a las seis de la tarde (las 19 de la Argentina) tras dos jornadas electorales en la que no se registraron incidentes. El sábado acudieron a las urnas más de tres millones de electores (20,44%) de un total de 14,9 millones de convocados a votar de manera voluntaria. Este domingo la asistencia fue menor, algo que alarmó a muchos candidatos.
Los chilenos tuvieron que elegir entre 1.373 candidatos para integrar la Convención Constitucional, entre ellos actores, escritores, profesores, activistas sociales, abogados y también políticos tradicionales.
Los datos de participación por regiones y comunas señalan una importante diferencia en la afluencia de votantes en los sectores más acomodados y más conservadores, marcadamente mayor que en zonas más pobres.
La reforma constitucional fue la forma que el sistema político chileno encontró para apaciguar las masivas manifestaciones que estallaron el 18 de octubre de 2019, dejando una treintena de muertos y daños millonarios. Casi un mes después del comienzo de las protestas, las fuerzas políticas anunciaron un acuerdo para llamar a un plebiscito para decidir sobre el cambio de la Constitución, que finalmente se celebró el 25 de octubre de 2020.
Un abrumador 80% apoyó la opción "Apruebo" . Pero la asistencia a las urnas fue muy baja, apenas superior al 50% del padrón electoral.
Además de los constituyentes, los chilenos votaron por alcaldes, concejales y, por primera vez, por los 16 gobernadores regionales.
El proceso constitucional marca, además, la primera vez en el mundo que una Constitución se escribirá por personas elegidas de forma paritaria, esto es igual número de hombres como de mujeres. También se reservaron 17 lugares en la convención para los pueblos originarios.
El proceso constituyente tendrá una duración de nueve meses, prorrogable por una única vez por tres meses. Deberá poner al país en una nueva etapa y cerrar la que se inició en 1990 con la recuperación de la democracia y los sucesivos gobiernos de la Concertación, de centroizquierda.
Nunca antes los chilenos habían tenido la oportunidad de participar en la redacción y votar por una nueva Constitución, la que, según diversos sondeos, esperan que les garantice varios derechos sociales, como el acceso a la salud, la vivienda o la educación.
Una encuesta de la empresa Criteria, difundida por el diario La Tercera, mostró el sábado que un 63% de los chilenos confían en que el resultado de la nueva Constitución tenga "consecuencias positivas para el país".
Una minoría siente temor, sin embargo, de que pueda derivar en una Constitución muy izquierdista, que cambie radicalmente el modelo económico y político de Chile.