Caracas/Bogotá. — En reacción a la muerte por el ejército colombiano del
jefe guerrillero Raúl Reyes, el presidente venezolano Hugo Chávez ordenó la movilización de 10
batallones de tanques a la frontera con Colombia y el cierre de su embajada en Bogotá.
Paradójicamente, la reacción de Chávez fue mucho más dura que la de las propias Farc y la de
Ecuador, país en cuya zona de frontera ocurrió el episodio armado el sábado a la madrugada (ver
aparte).
“Señor ministro de Defensa, muévame 10 batallones hacia la
frontera con Colombia, de inmediato, batallones de tanques”, ordenó inesperadamente Chávez
durante su programa semanal de radio y televisión, Aló Presidente. Chávez ha tenido una relación de
tensión continua con el gobierno colombiano del presidente Alvaro Uribe, al tiempo que ha exaltado
a las Farc, a las que pidió el reconocimento de status beligerante.
Chávez ordenó el traslado de las tropas a la frontera con Colombia en
“apoyo” a Ecuador, por la violación de la soberanía de ese país durante el operativo
militar que dio muerte al guerrillero Raúl Reyes, número dos de las Farc colombianas.
Medida gravísima. El presidente venezolano sorprendió con esa orden durante su programa
Aló Presidente “número 306”, destacó la prensa de Caracas. Pero Chávez también dio
instrucciones al canciller Nicolás Maduro para que “cierre por completo la embajada de
Venezuela en Bogotá” y retire a todos sus funcionarios. Es una medida gravísima en el mundo
diplomático, y que afectará, de concretarse, la relación bilateral, ya muy deteriorada por las
continuas invectivas de Chávez contra Uribe. Ambos países comparten una extensa frontera común y un
importante comercio bilateral, que inevitablemente se verá también perjudicado por el cierre de la
legación. No se conocía ayer cuál sería la respuesta de Bogotá. Sin embargo, ya en el pasado
reciente Chávez ha lanzado violentos discursos y amenazas, incluso de guerra, contra Colombia, que
no han merecido respuesta, ni siquiera verbal, de Bogotá.
Chávez no ahorró ayer amenazas militares contra Colombia: “Esto
puede ser el comienzo de una guerra en Sudamérica, pero si a usted (por Uribe) se le ocurre hacer
esto en Venezuela, le mando unos Sukhoi (los costosos cazas rusos que adquirió), porque no vamos a
aceptar por nada del mundo que Colombia se convierta en el Israel de esta tierra”. Además de
ordenar el envío de los 10 batallones, Chávez también ordenó a “la aviación militar que se
despegue (sic)”. Aparentemente, quiso decir “despliegue”.
El polémico presidente venezolano no dudó en rendir tributo a Reyes, a
quien calificó como un “buen revolucionario” y recriminó que fue muerto “mientras
dormía”. Pidió un minuto de silencio en su recuerdo y “por los compatriotas
muertos”. Recordó entonces sus varios encuentros con Reyes, dos de ellos cuando ya era
presidente. En contraposición, Chávez lanzó insultos contra Uribe, a quien acusó de dirigir un
“narcogobierno”. Esta imputación también tiene algo de paradójico, dado que las Farc
que Chávez defiende recaudan cientos de millones de dólares anuales del tráfico de cocaína. Chávez
continuó: “Alvaro Uribe puede ser jefe de una mafia pero jamás de un país, menos de un país
hermano. Es un criminal, dirige una banda de criminales”.
Vieja receta. Pasado el estupor, analistas tanto colombianos como venezolanos sólo
pudieron hallar una explicación a esta nueva escalada de Chávez, al parecer ya no sólo verbal
—aunque hay que esperar a comprobar si efectivamente militariza la frontera y cierra la
embajada— y es cubrir con un ruidoso conflicto exterior el cada vez peor cuadro
socio-económico que padece Venezuela, donde la población sufre la falta crónica de bienes básicos,
pese a la bonanza del petróleo.